Xapotl

Inseptos inectos/ «Xapotl»

Por Rafael Greco T.

El último xapotólogo vivió por las riberas del lago de Maracaibo circa 1750, bajo un toldo o “tordo” que fue originalmente un asentamiento de piratas holandeses en lo que hoy llamamos l’Isola di Toas (ijletóas).

Algunos historiadores aseguran que Tumucio Morillo heredó de su abuela materna el extraño don de la adivinación a través del tacto. Entre múltiples cuchicheos también se divulgó que peregrinos de todo el país iban al encuentro de Tumucio para saber si un zapote (del azteca xapotl) estaba para hoy, mañana o pasado. Lo más asombroso de este ilustre personaje era su capacidad para detectar con las manos la traición de esa fruta: si se pudriría antes de ser aprovechada, si tendría un sabor astringente o amargo, si era preferible usarla como arma de defensa personal o si estaba en su punto para el deleite de los paladares. Para no caer en los actuales conflictos de géneros, diremos que simplemente Tumucio no tuvo descendencia y que su maravilloso arte se fue con él a la tumba.

Murió de un mal golpe, jugando con un amigo a lanzarse pepas de zapote y aguacate.

 Inseptosinectos de Bagheria. Nueva Cabimas, octubre de 2024.

Xapotl

Texto y foto: Rafael Greco-T.

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