Cicatería

Inseptos inectos/ «Cicatería»

Por Rafael Greco T.

Por deseos irrefrenables me acosté con la primera mala noticia que echó a un lado el visillo dulcificador de mi claridad mental.

Dormí empachado de desgracia, se podría decir que insatisfecho y ahogado.

El guayoyo de la mañana me supo a gloria, perdón, Gloria. Gloria fue mi supervisora, todavía la odio. No es mi tipo y creo que no es el de nadie por ser un ente despreciable y físicamente repulsivo, aunque dicen los expertos que a todo número en el cartón de bingo le llega su caraotica.

Disfruté de una miserable ducha de tobo con mi lujoso envase de comida china que guardo desde 1973; qué bueno me ha salido, está igualito. Mi despilificación debo desagradecérsela al jabón en polvo. Acostumbro bañarme vestido, de esa manera hago tres cosas al mismo tiempo: lavo la ropa, me aseo y destapo el drenaje.

La desagradable velada que pasé me impulsó a doblar la primera esquina con rabia, con hambre vieja, la dejé como un golfeado. Disculpen los que dicen “golfiao” pero hace mucho que no se lo que es algo fiao. En la oficina, Dios mediante, me lavaré los dientes con ese té que siempre me hace sentir encinta dándome pataditas en la barriga.

La excitación de añejos sudores acumulados en el colchón pelado no quitaba sus largos y arrugados dedos de mi piel, así que me metí en una cola a pleno sol para ver luego la abominable pornografía de mi saldo en la pantalla del cajero automático. Qué ricas se sienten esas dos cifras bajas en el hipotálamo. Madre mía, pedirle a la máquina que te de un comprobante para mirarlo a párpados caídos, para tirarlo un par de cuadras después con desdén en el infecto suelo que recibe mis pasos. Nada como contaminar, ofender, una mala cara, en fin…vivir. Con cuidado embarro de caca de mascota las suelas de mis zapatos.

Bien perfumado me presento en “Tornillos y algo más”; espalda recta, viril, con el pendrive que sustituyó la oscilante medalla de bautizo que empeñé por un par de arepas.

–Ordoñez, te ves livianito.

–Tu estás que das gusto. 

Por cierto, Zuleta ¿Cuántos años llevamos sin recibir la cesta navideña?

Cicatería
Texto y foto: Rafael Greco-T.

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