La canción de Rawayana con Akapellah se ha convertido en un éxito viral que ha repercutido en la reflexión sobre el sentimiento de comunidad del venezolano, además de influencias musicales
“Soy una auténtica veneca: una venezolana hija de colombianos. Hoy lo digo con orgullo”, afirma la actriz Dayra Lambis en un video en Instagram publicado a finales de noviembre. Cuenta cómo durante su niñez y adolescencia le daba pena decir de dónde eran sus padres. Rememora que eran varios los calificativos negativos relacionados con el gentilicio de Colombia en aquella época, en los años setenta, ochenta y noventa.
Recuerda también cómo le decían también venecos a aquellos colombianos que de Venezuela regresaban a su país, y cómo hace unos años el término empezó a usarse para insultar a los venezolanos que emigraron.
“Nunca me lo han dicho, pero estoy incluida en este paquetico. Vivo desde hace siete años en Estados Unidos. Ahora, gracias a Rawayana y Akapellah surge la oportunidad de darle la vuelta a la tortilla. ‘Veneka’, con k, describe a las mujeres guerreras, trabajadoras y coquetas; a las que podemos ser sifrinas, boletas o una mezcla de ambas. Como todo en la vida, nada es totalmente negro o blanco. Matices tenemos los venezolanos. Eso es lindo y liberador”, afirma en la grabación. Considera que si alguien ahora busca usar la palabra para discriminar, se quedará con las ganas. Invita a aquellos que rechazan la palabra y la canción a no usarla ni escucharla. “Así que relajada”.
Luis Lozano, también conocido como Luislo, es el cantante de Çantamarta. En el podcast Las Cosmos cuenta cómo se considera un auténtico veneco. “El término para muchos venezolanos era ajeno. Yo lo conozco desde que tengo uso de razón porque así se me decían en Colombia. Tengo grandes amigos que no me lo decían de mala fe. Pero es cierto que después, cuando comienza el éxodo masivo de venezolanos, empieza a ser usado de manera peyorativa, relata el cantante, quien detalla cómo en Venezuela era llamado El colombiano.
Si bien la popularidad de la canción “Veneka” de Rawayana y Akapellah ha ampliado el debate sobre el uso de la palabra, ya desde hace un tiempo había tomado otras connotaciones menos negativas. Se había configurado en una expresión diversa de la venezolanidad en momentos de diáspora y de reafirmación del gentilicio.
La periodista Carolyn Manrique creó Venecas Power, un newsletter mensual dedicado a la trayectoria de artistas venezolanas. En Instagram hay una cuenta llamada Rock Veneco, que divulga información sobre bandas nacionales. En Telegram está en canal Venecoland, con memes sobre vivencias venezolanas. Hay un emprendimiento de periodistas llamado Memories Vzla que entre los productos que ofrecen hay gorras con la palabra veneka.
Poco a poco el término veneco se ha vuelto común en conversaciones entre personas que se encuentran en el país o aquellos que emigraron. “Soy el único veneco en mi oficina”, puede leerse en cualquier grupo de Whatsapp.
En julio de este año Danny Ocean lanzó el EP Venequia, una obra de siete canciones dedicadas a todos aquellos que dejaron el país. Una metáfora a ese país regado por el mundo.
Un caso similar ocurrió con sudaca, que solía usarse como insulto a los hispanoamericanos en España. Sin embargo, para este momento ya hay grupos musicales, espectáculos teatrales, bares y productoras de cine con el nombre.
La canción
En Youtube, la canción “Veneka” cuenta hasta la fecha con 5,2 millones de reproducciones desde su publicación el 20 de octubre de 2024. Es una changa pegajosa que ha generado todo tipo de comentarios. No solo están los que defienden o rechazan el título, sino aquellos que celebran la versatilidad de Rawayana y Akapellah para acuñar términos de inmediata asociación, así como aquellos que consideran que es mala música.
La discusión llegó incluso al gobierno. El domingo pasado el presidente Nicolás Maduro afirmó que representa un insulto a las mujeres venezolanas.
«¿Cómo se le dice a la mujer que viene de Venezuela?. A las mujeres de Venezuela se les dice dignidad, respeto y se les dice venezolanas, No son venecas. Salgamos en defensa de la identidad de la mujer venezolana, porque tratan de desfigurar nuestra identidad, ¿eso lo sabrá la gente que hizo esa canción?”. Las palabras generaron incertidumbre alrededor de la serie de presentaciones de Rawayana pautadas para este mes en el país.
Sin embargo, la canción no deja de sonar en locales, calles, casas y redes sociales. “Odiaba tanto está palabra cuando me la decían de forma despectiva en Colombia. Yo en 2018 echándole un camión de ovarios por mis chamos que estaban en Venezuela con mi mamá. Ahora que escucho la canción, digo ‘coño, hasta esto lo superamos’. Nada nos queda grande a las mujeres venezolanas. Me siento orgullosa. Gracias, gracias, gracias”, escribió Hanny Trujillo en los comentarios del tema en Youtube.
Diego Larrique es profesor e investigador de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela. Subraya que son tiempos en los que la venezolanidad y los elementos de la narrativa de lo que somos están muy a flor de piel, y son discutidos.
“En un momento en el que en el mejor de los casos la relación de los ciudadanos con las instituciones es complicada o están rotas, buscamos en otros lados los elementos que todavía nos hacen sentir que somos parte de una comunidad. A veces la música es un buen elemento en el que recogemos esas narrativas y dinámicas que están siempre en discusión. Más allá de que hay un uso diferente del término, una apropiación positiva con la descripción de la mujer venezolana, en el fondo me parece que es un tema que termina hablando del país. Al final dice que Venezuela no falla. Es el anhelo en el que todos estamos”.
Musicalmente señala que lo que hace Rawayana con “Veneka” es una expresión reciente de una larga tradición de lo que se ha realizado en Caracas. Piensa en Vytas Brenner o Spiteri, responsables de propuestas que en su opinión no discutían sobre géneros, sino que pasaban por encima de todo.
Asevera que no es la primera vez que se hace una canción sobre la migración y la venezolanidad reciente. “Hay una continuidad de la narrativa venezolana que es muy fiestera, dionisiaca. Está mucho más cerca de la rumba y la fiesta que del lamento dramático. Por eso estas canciones terminan siendo tema de conversación”.
La violinista y periodista Adriana von Büren está clara en su apreciación sobre “Veneka”: es una canción para rumbear, para bailar y pasarla bien. “Tampoco es que se puedan hacer grandes análisis musicales. Está hecha para la rumbita. Rawayana ha sabido leer al público caraqueño. Llevan más de diez años de carrera, así que saben lo que quiere escuchar esa audiencia. Resalto ese tino de contratar a un voice-over tan famoso de los años noventa le da un arraigo mayor”, apunta en alusión también a la participación de Waldemaro Martinez en la canción.
Felicita al grupo por el trabajo que han realizado desde hace años en el imaginario de la juventud venezolana. “Se sienten las influencias de la música caribeña, con un sello bastante particular. No se parecen a nadie. Me gusta el tema porque es una canción fresca y del momento. No sé si será la más famosa de Rawayana, pero hay un precedente que están descolocando, en vez de colocar, con el título de ‘Veneka’”, comenta la músico formada en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Clases sociales
Otro de los comentarios surgidos en la discusión por “Veneka” son los que cuestionan a Rawayana por incursionar en un género asociado con el barrio. Uno de los que critica a la banda por hacer changa es el youtuber Rodrigo Romero.
“No veo nada malo en que una agrupación venezolana adopte uno de los productos más ricos de nuestro folklore. Pero la cosa se pone complicada cuando al comienzo se identifican como la banda más boleta de la actualidad. Boleta es un término popular, de la calle, que también se usa para referirse a esta idea del turro, el flaite, bla, bla bla… No hay nada más alejado del término boleta en la cultura venezolana que Rawayana. Esa banda está más cerca de tener una tienda de jugos verdes y comida vegana a dos cuadras del centro comercial San Ignacio, en el este de Caracas, incluso más cerca detener un bodegón de vinos en La Castellana, a formar parte de la génesis y desarrollo de la cultura del raptor house”, asevera el divulgador antes de calificar como oportunista a la agrupación, a la que también considera una parodia de Los Amigos Invisibles.
La canción ha dado para todo. Incluso se discute si “Veneka” es raptor house o no. El profesor Diego Larrique considera que sí. Pero sobre el asunto de las clases sociales recuerda que esa discusión no es nueva. “Decían que Sentimiento Muerto eran unos sifrinos que hacían punk. La lista puede ser interminable. Realmente me parece una visión muy restringida de esa urdimbre en la que navegamos: la cultura. No creo que el origen de un género musical delimita sus posibilidades de proyección. Es una lectura muy escueta del asunto cultural”.
Se le envió por correo electrónico un cuestionario a Dj Babatr, pionero del raptor house, para saber su opinión sobre “Veneka”, pero para el momento de redacción de este trabajo no había respondido. Sin embargo, hace una semana escribió “respeto” en respuesta a un comentario de Rawayana en una de sus publicaciones en Instagram.
La rapera Afreeka también rechaza los cuestionamientos a Rawayana por su clase social. “Capaz fueron a matinés y bailaron changa. La changa fue un fenómeno intenso. Quienes lo vivimos y somos de zonas populares quizás lo vemos, en nuestro argot, como una velocidad en la que no te imaginas a Beto. (Sonríe). Pero como te digo, no conozco sus vivencias. Aun así, sin ser seguidora de Rawayana, me parece que es una changa que suena a ellos. Y por otro lado, decir que ellos no pueden hacer changa porque son ‘sifrinos’ es como decir que un chamo de barrio no puede practicar esgrima o cantar ópera. ¿Acaso ser de zona popular tiene establecido un destino que ya viene con determinados gustos y actividades?”.
Ahora bien, si bien Afreeka considera loable que un género llegue a lugares dónde antes era mal visto, siente que es un poco injusto que haya gente que vea como precursor de un estilo a quien no lo es. “Claro, solo si hay gente que piensa eso. Recordemos que existen más personas desde hace rato con esa propuesta en las calles. Pero como son de zonas populares, no los ven de la misma forma. Eso sí me parece cuestionable”.
Con respecto al título de la canción, rememora cómo se ha usado como insulto, pero concluye: “Si no te gusta que te digan veneca, es respetable. Pero si te gusta, y aceptas la nueva connotación, disfruta tu canción”.
La palabra
Andrea Peña es magíster en Lingüística por la UPEL y máster en Lexicografía Hispánica y Corrección Lingüística por la Real Academia Española y la Universidad de León. Ya despoja de ese matiz despectivo a la palabra. “Un mecanismo social del venezolano para decir que no nos ofende. Ya la usamos como una especie de gentilicio más. En este momento colaboro en la Academia Venezolana de la Lengua. Documento gentilicios de Venezuela y la palabra veneco se incluyó en el proyecto”.
Reconoce que a pesar de la apropiación hay quienes la consideran ofensiva todavía. Puede haber una mayor aceptación entre los venezolanos en el extranjero. Prefiere hacer un estudio al respecto que permita ver entre qué sectores de la población tiene mayor o menor aprobación.
También se refiere a otros aspectos de la canción. “La palabra se queda muy corta. Habla de la mujer veneca. Resalta especialmente atributos sexuales. Un poco más del estereotipo común de siempre. La venezolana sensual, de belleza física. Se queda solo con esos atributos. Ahora bien, si analizamos el léxico, es muy venezolana. Cuando se habla de ‘queso’ o ‘enratonado’ estamos viendo venezolanismos. Resalta la venezolanidad a través del léxico, así como también de la changa. Venezuela es eso y sus matices, es Antonio Lauro y este tipo de música”, agrega la también profesora de castellano, literatura y latín.
Ilustra que si bien veneco todavía no se incluye en el diccionario de la Real Academia Española, sí está en el de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. “Creo que de consolidarse el uso, ya bastante extendido, pudiera sumarse al diccionario de la RAE. Habría que ver qué definición se le da. Pienso que todavía tendrá, y por un tiempo muy largo, la marca de despectivo. Evidentemente nació con ese matiz. Quizá con el tiempo, si se llega a usar como un gentilicio de uso popular, pierda el matiz despectivo. Pero pasará todavía un tiempo. No me atrevo a decir que ocurra aun esa aceptación general”.




A mí me gusta la música de Rawayana… Pero siempre consideraré a «Veneka» como una «experimentación loca» (Como José Luis Rodríguez con «Pavo Real», Guillermo Dávila con «Mamita, Ábreme La Puerta» y Franco de Vita con «Traigo una Pena»)…
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