Archivo de la Cinemateca Nacional, una historia de deterioro

Texto de Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez) publicado previamente en El Nacional

Si hay un tema que inquieta a los cineastas venezolanos es el estado del archivo fílmico a cargo de la Cinemateca Nacional, donde se encuentran miles de originales sobre los que hay diversas interrogantes.

La voz de Thaelman Urgelles se exalta cuando habla sobre el problema. “El negativo naturalmente pierde definición. Eso le pasó a La boda (1982). Ha habido una gran indiferencia por parte de las autoridades de la institución, no de aquellos que se han encargado de esta tarea”, afirma el director.

Román Chalbaud también ha expresado su temor por la situación de uno de sus clásicos: “Me han dicho que El pez que fuma (1977) ha perdido color. Lo que haya ocurrido es culpa de la irresponsabilidad de las autoridades competentes”.

En 2016 se cumplen 42 años de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos. Para celebrarlo, la institución comienza mañana una serie de conferencias y proyecciones en la sala del Museo de Bellas Artes, donde el miércoles se hablará de los archivos audiovisuales que existen en el país.

Rafael Straga, organizador de las actividades, cuenta que no consiguieron todo lo que solicitaron. “No tenían una copia para exhibir de Los platos del diablo (1992) de Urgelles. El documental Ledezma, el caso Mamera (1982) de Luis Correa está en mal estado. No se sabe dónde reposan los negativos. La mayoría del cine venezolano de los años setenta que se encuentra en la calle son copias piratas que sacaron de los VHS que se distribuyeron hace más de veinte años”.

César Bolívar confía en que su material esté en buen estado. “Xavier Sarabia –presidente de la Cinemateca Nacional hasta el año pasado– me dijo que todas mis películas están respaldadas en DVD. Sin embargo, no se puede negar que ha habido negligencia”, dijo el realizador de Homicidio culposo (1983), la segunda producción nacional más vista en el país.

Cuando Bolívar menciona este formato en el que aseguran que están sus trabajos aviva otra discusión relacionada con la preservación. José Ernesto Martínez, presidente encargado de la Asociación Venezolana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales, advierte que hay confusión y desconocimiento al respecto: “El DVD y el DCP solo sirven para exhibir, no para preservar”.

Debido a esta situación, algunos realizadores han tomado previsiones para resguardar su trabajo. Luis Carlos Hueck, director de Papita, maní, tostón –película venezolana más vista en el país– tiene dos respaldos en DCP y uno en 35 mm en los almacenes de Cines Unidos.

El jueves pasado, en un encuentro organizado por el Foro del Cine Venezolano en conjunto con el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, el presidente de este último ente, Juan Carlos Lossada, anunció la creación de una comisión mixta para atender el caso del patrimonio fílmico de todo el país, que incluye el de la Fundación Cinemateca Nacional, resguardado en la Biblioteca Nacional.

Detalles de Garbisu. En el mundo cinematográfico nacional Oscar Garbisu es una persona respetada por su labor como coordinador del archivo fílmico.
En la Cinemateca Nacional laboró durante dos décadas, hasta que se jubiló hace dos años y medio. Asegura que hay pérdida total en documentales como los que realizó la compañía Shell en los años cincuenta y colecciones como las de Carlos Tinoco, José Agustín Catalá y el Museo Histórico Militar.

Afirma que entre las películas a punto de perderse, además de El pez que fuma y La boda, están Soy un delincuente (1976) de Clemente de la Cerda y varias obras de no ficción de José Enrique Guédez. También menciona diversos documentales folklóricos y antropológicos. Otras obras a las que debe prestarse atención, afirma, son País portátil (1979) de Iván Feo y Antonio Llerandi, Canción mansa para un pueblo bravo (1976) de Giancarlo Carrer, Los muertos sí salen (1976) de Alfredo Lugo, Sagrado y obsceno (1975) y La quema de Judas (1974), ambas de Chalbaud.

“La Cinemateca Nacional en este momento no tiene el más mínimo apoyo económico, lo tuvo, pero ahora es solo un cascarón vacío que carece de propósitos”, expresa Garbisu.

Indica que el negativo de La boda no está en condiciones de generar una copia. “Llegó a ese estado por diversas razones. El material usado también influyó: fue filmada en emulsión Fuji, que se desvanecía rápido. Del negativo de El pez que fuma se han hecho aproximadamente 300 copias. Cuando lo ves detenidamente, está lleno de raspones, desgarraduras. Hay verdes que se van a marrones y azules a blanco”.

Además de la pérdida de color, el otro problema que se debe solucionar es la llamada acidificación, el deterioro químico que altera sus propiedades físicas. “La destruyen al punto de que deja de ser plana y se enrolla como una barquilla”, ilustra.

El experto indica que hubo dos iniciativas para atajar el problema. La primera fue la creación de una cava fílmica que conservara un grupo importante de originales para protegerlas de la humedad y temperaturas extremas. “La cava no funciona desde hace tres años. La idea era guardar el material más antiguo y preciado. Ralentiza los procesos de descomposición por acidificación o desvanecimiento del color. En las condiciones apropiadas un original llega al grado máximo de deterioro en 40 años, en lugar de 10. En ese espacio caben como 8.000 rollos, pero eso no basta».

Lo segundo que idearon fue un sistema que iba a permitir la reconversión de negativos con un escáner que extrae información de originales y la almacena en cartuchos de cinta LTO, un soporte de preservación adecuado. «Hay que tener cuidado con lo digital. Muchos lo ven como un método de resguardo”, dice en referencia a la volatilidad de los discos duros. Saca a colación que en el pasado se realizaron varias restauraciones, pero de forma analógica. “Fue el caso de La Venus de nácar (1931), de la que se sacó un nuevo negativo”.

Detalla que los equipos para restauración se aprobaron en 2006 y no se tuvieron completos sino hasta cuatro años después. «Entre 2009 y 2011 se digitalizaron 103 bandas de sonido de igual número de títulos en proceso de descomposición. Los años subsiguientes no hubo presupuesto para contratar a 2 personas imprescindibles para estas tareas, tampoco para pagar licencias de soporte de 3 softwares”.

La memoria y cuenta del Ministerio de Cultura de 2006 indica que se aprobaron 3,08 millones de bolívares (3,08 millardos antes de la reconversión) para la adecuación tecnológica del archivo fílmico, pero no hubo avance físico del proyecto. En el informe de 2007 destacan los problemas que tienen para obtener las divisas a través de Cadivi, necesarias para comprar equipos de rehabilitación de películas. En los siguientes períodos mencionan como un logro la restauración de sonido óptico de varias cintas, aunque alertan sobre la carencia de personal. En el documento de 2015 se señala escuetamente la falta de dólares para comprar los programas del escáner.

El Nacional solicitó una entrevista al coordinador de Patrimonio Fílmico y Audiovisual de la Fundación Cinemateca Nacional. Aunque al principio mostró disposición para el encuentro, luego dejó de responder los mensajes y las llamadas.

Tienda del Cine. Un ex empleado de la Cinemateca Nacional, que prefiere no ser identificado,  se pregunta por el destino de muchas películas que estuvieron en la Tienda del Cine cuando esta existía en el Teatro Teresa Carreño y luego en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, donde ahora se encuentra el bar La Patana Cultural.

“Había un catálogo  enorme en VHS y DVD de todo tipo. Me acuerdo de que en el inventario figuraban cintas africanas difíciles de encontrar. Muchas se perdieron o se dañaron por la humedad, otras están en el centro de documentación”.

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En el archivo fílmico de la Cinemateca Nacional, que está ubicado en la Biblioteca Nacional, hay aproximadamente 80.000 rollos de películas. Película acidificada, irrecuperable Foto: Cortesía Oscar Garbisu

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Oscar Garbisu se encargó de la recuperación de La Venus de nácar (1931) de Efraín Gómez Foto: Cortesía Oscar Garbisu

EL PEZ QUE FUMA

El pez que fuma de Román Chalbaud es uno de los filmes con más copias

 

 

 

 

 

 

 

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