Líneas tardías: Batman vs Superman, el amigo con tufo

Texto de Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez) publicado previamente en Papel Literario

Las expectativas fueron cada vez mayores. Sin embargo, cuando llegó, muchos fruncieron el ceño mientras buscaban palabras lapidarias en su contra. Algunos fueron acertados, pero otros exageraron. La despreciaron y le daban el fusil cargado a todo aquel que se aprestaba a conocerla.

Todo ocurrió como en las oficinas en las que el jefe nuevo polariza, solo que esta vez los pulgares alzados fueron menos. La predisposición se volvía norma y disentir era un acto mal visto. Arropó y sofocó el consenso de la demonización.

Sentarse en la sala de cine exigía un ejercicio extremo para evitar tomar los senderos trazados por los inquisidores de Zack Snyder, aquellos que lanzaban a matar, como si la arrolladora producción que acaba de dirigir llevara en sus entrañas la maleficencia dispuesta a acabar con toda una tradición del cine de superhéroes.

Batman vs Superman: Dawn of Justice no es el elixir del género, no es el arca de la alianza que resguarda el decálogo sobre cómo debe hacerse un filme protagonizado por hombres y mujeres con poderes extraordinarios. El tiempo tampoco la convertirá en un clásico de primeras referencias en su estilo, salvo por el hecho de enfrentar y juntar en una misma trama a dos superhéroes hitos de la cultura pop.

Snyder cometió un error. Sin ser vaquero quiso agarrar con un solo lazo todas las vacas con las que fantaseó. Fue ambicioso e ingenuo y no se cayó del caballo porque en su haber pesan cintas como el remake de El amanecer de los muertos (2004), Watchmen (2009) y la menospreciada Sucker Punch (2011). Sin embargo, Batman v Superman: Dawn of Justice no es una película mala. Tampoco es un placer culposo, como llaman cobardemente a algo que se disfruta en demasía pero que no se inscribe en el perfil que los demás tienen de uno.

Por momentos la película parece un menú en el que hay que elegir la historia que se quiere seguir: el trasfondo de la cara parca de Batman, la frustración de Superman, el inquietante silencio de la Mujer Maravilla o las ambiciones no muy claras de Lex Luthor.

A pesar de las costuras del guión, escrito por Chris Terrio y David S. Goyer, el filme logra sumir al espectador en la tensión de una rivalidad entre dos titanes, en el que se muestran las fortalezas y debilidades que hay en la idea colectiva que persiste sobre ambos personajes.

El largometraje, que da inicio a una saga que promete bastante, logra entretener por más de dos horas –que no se notan en la butaca– mientras disfrutas cómo estas tres figuras salvan al mundo. Uno es consciente de las fallas, pero aun así permaneces expectante, inquieto, divertido y en suspenso. En cierta forma, y tal vez sin saberlo, rinde honor al superhéroe que no es perfecto, que tiene falencias, pero tiene un objetivo que todo conocemos y anhelamos.

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