Diez años cumple el programa musical y educativo que comenzaron la cantante Andrea Paola y el mandolinista Jorge Torres; un camino de alegría, distensión y reflexión

Por Humberto Sánchez Amaya
En el arte hay imágenes que se convierten en línea de acción; en filosofía, manifiesto y espíritu. El muñeco con el que se baila, la muñeca cantarina, Cecilia preferida, Nazoa el cuentero, el cuatro sancochero, Aquiles guitarrero, Conny sonreída, Morella la de voz timbrada y el mago Henry. Todos responsables de esa música que va al alma.
Son figuras de la canción homónima que delinea el camino de Mi Juguete es Canción, el proyecto que surgió hace 10 años como un tributo musical a los grandes nombres de la música tradicional venezolana; una iniciativa que una década después es un programa educativo en el que se aprende, se canta y se baila para después seguir aprendiendo y enseñando.
Es martes 5 de noviembre de 2024. La sala del teatro Luis Peraza en Los Chaguaramos cede un rato sus espacios para que ensayen los niños, jóvenes y maestros. Las mamás esperan afuera. Unas comparten una Coca Cola que promete calentarse pronto, mientras otras cargan el celular y buscan una señal muy esquiva. Maneras de pasar el tiempo.
Desde afuera se escuchan a los muchachos detrás de la puerta. Cantan las canciones que ya han interpretado varias veces esos días. Son momentos de ensayo y todo tiene que salir bien.

Cruzar la puerta
Una vez se pasa la puerta hay todo un mundo que contrasta con una tarde de un martes que no promete mucho afuera, pero adentro, en la sala, hay más que promesa. Es la constatación de un proyecto de pasión por la música y de enseñanza entre generaciones, un lugar en el que los que hace una década eran aprendices, hoy son referencia en Mi Juguete es Canción. Algunos de ellos son Mariana Isabel Gómez o Joely Acosta, a quienes algunos llaman profesores.
Los que antes veían con algo de timidez el mundo, ahora dan pasos firmes al ritmo de una música que es como sangre en sus venas. Mientras los más pequeños emprenden un camino cada vez más pavimentado entre acordes y repiques de tambor.
Adentro están la cantante Andrea Paola y el mandolinista Jorge Torres, los pioneros de todo este movimiento. Fue un domingo 9 de noviembre de 2014 cuando una agrupación de músicos se presentó por primera vez en el Centro de Arte Los Galpones como parte de esta idea. Ahí homenajearon a figuras como Simón Díaz, Gualberto Ibarreto, Henry Martínez, Cecilia Todd, Aquiles Báez, Otilio Galíndez y Carlos “Nené” Quintero. Un espectáculo en el que se iban develando además una serie de muñecos elaborados por la escultora y diseñadora Mariana Arias, inspirada en varios de estos artistas homenajeados; el comienzo de una manera no solo de exhibir una propuesta, sino también de hacer de la creación un objeto didáctico.

Música que dibuja
Martes en la tarde. Jorge está en el fondo de la sala. Lo acompañan Simón Barbarito en las maracas y Guillermo Martínez en la percusión, dos jóvenes que no llegan a los 20 años de edad, pero que se formaron en Mi Juguete es Canción desde el comienzo. Sin titubear se codean musicalmente con uno de los mandolinistas, compositores y arreglistas más importantes del país.
Al frente está Andrea Paola, quien se mueve de un lado a otro para dar instrucciones. Que si sal por acá, muévete así, ahora cantas tú, ahora sale el otro, mejor intenta de esta forma, prueba de esta otra. Dirige a un grupo que es más que un grupo, es un mar de realidades, ímpetus y ensoñaciones de distintas edades y procedencias.
Esa sala de teatro es oscura. Todas sus paredes son negras. Y los muchachos de Mi Juguete es Canción son los que van creando un universo en el que un cocodrilo llamado Camilo teje el río con su cola, así como a unos animales organizan una boda. Los colores aparecen, y es apenas un ensayo. No es lo que se verá este sábado 9 y domingo 10 de noviembre de 2024 en el Teatro del Trasnocho Cultural. Un viaje con destino a la memoria es el nombre del espectáculo para celebrar los diez años. Una actividad que reúne a todo el equipo. En la sala están también todos aquellos que se han sumado los fundadores como Lorena Rodríguez de Kumaco Producciones.
Cuando un grupo ensaya un número, los demás se sientan alrededor. Los más prudentes, hablan bajito entre ellos. Bromean o se cuentan algún chisme. Los más pequeños todavía no miden decibeles fuera de escena, entonces alguno de los de mayor edad, esos que ahora también enseñan, dicen que silencio, por favor.

El camino
Y sí, será todo un recorrido por lo logrado, por todo lo que ha pasado desde ese concierto en Los Galpones al presente, a los distintas presentaciones, a las mañanas y tardes de ensayo en Colinas de Bello Monte, el centro de operaciones de Mi Juguete es Canción, en esa quinta en la que muchos entran con dudas para descubrir que la palabra en música es un infinito indescifrable. Hasta registro en disco hay, uno recomendado para niños de 0 a 100 años en el que no importa la mucha o poca experiencia, y por eso la niña Ximena Padilla canta con Cecilia Todd.
“Yo he estado muy abrumada, positivamente abrumada. Conmovida. Nunca imaginé que iba a pasar de esta manera. Es como el cierre de un ciclo y el inicio de una nueva etapa de Mi Juguete es Canción. Varios de nuestros muchachos ya con esto se despiden, entregan testigo. Y se abre la posibilidad de brindar esta experiencia a otros niños”, comenta Andrea Paola después del ensayo antes de agregar que al final entiende la distensión que sienten los muchachos en cada encuentro. “Es un lugar seguro para todos ellos, un lugar de libre expresión, de comprensión emocional. Un espacio en el que puedes canalizar las emociones por otro lado”.
A su lado está Jorge Torres. Ambos con las dos manos ocupadas, llevan los bolsos repletos de todo lo que usaron en el ensayo. Instrumentos, juguetes, cartulinas, cajas. Como viajeros en un camino con todo un horizonte que espera.
“Nunca imaginé que esto iba a tomar la dimensión que ha tomado. Y creo que, de alguna manera, le da sentido a todo. Le da sentido a estar acá en Venezuela, a tanto esfuerzo, a tanto bregar en el escenario independiente. Este trabajo es muy complicado. O sea, mantener un proyecto así 10 años como organización sin ningún tipo de apoyo es una cosa increíble. Me siento muy agradecido de poder vivirlo. Muy agradecido con las familias de los chamos, con los profesores, con la gente que ha pasado por el programa y que ha crecido con este concepto y esta manera de ver el mundo, de ver la infancia y el arte. Agradecido con todos aquellos que han creído en los chamos como un vehículo infinito de cosas positivas. Me siento bendecido de estar en un lugar así en este momento”.
Para el mandolinista en esta etapa Mi Juguete es Canción tiene vida propia, incluso más allá de ellos. “Varios de los chamos ya toman el liderazgo para montar cosas, para dirigir. Los más grandes son vistos como unos referentes para los más chiquitos. Uno escucha como se refieren a Mariana o a Joely como profesoras. Tenemos también a un grupo de jóvenes instrumentistas que se está consolidando. En los conciertos tocarán puros chamos. El más viejo en realidad soy yo, que estoy próximo a salir también porque ellos van a poder tocar su música solos. Todo eso habla mucho de lo que es Mi Juguete es Canción, que es mucho más grande que Andrea Paola y que yo”.

Testigo
La cantante Mariana Isabel Gómez y los músicos Simón Barbarito y Guillermo Martínez son de ese grupo que hace una década comenzó en el proyecto. Ahora, reflexionan sobre todo lo andado

Mariana Isabel Gómez

18 años de edad
“Estoy bastante nostálgica. Es ver todo desde otra perspectiva, aunque es un poco agobiante en algunos momentos, pero es muy lindo ver que estas nuevas generaciones están por atravesar este camino que en parte uno trabajó en su momento. Estoy muy feliz de que este proyecto tan bonito, con un mensaje y un fin tan importante para nosotros, los jóvenes de este país, siga trascendiendo.
“Como artista siento que me he formado en todos los sentidos. Conocer y respetar el espacio escénico, el respeto hacia el público y al director. Todo eso me lo enseñó Mi Juguete es Canción. Como persona he aprendido a ser mucho más sensible, a fijarme en las cosas más sencillas y aprender de cada una de ellas.
“A veces es complicado porque a veces me siento como una niña más y me comporto como parte del elenco, pero luego me doy cuenta de que en este punto ya soy de alguna manera una figura en la que los niños más pequeños se fijan. Entonces es importante tomar todo lo que he aprendido durante estos años y transmitirlo.
“En diez años me veo siguiendo aprendiendo. Creando y creyendo”.

Simón Barbarito

16 años de edad
“Yo he estado desde pequeñito acá y he aprendido todas las cosas que sé de música, de arte. Es una casa que te enseña mucho. Creas y juegas haciendo música. Toco especialmente percusión básica. Están las maracas, pero estoy un poco también con la guitarra eléctrica.
“Ha sido una elección muy libre porque mis papás siempre me han dicho que si hay algo que quiero hacer, que lo haga. Y si no es así, que no lo haga. Yo empecé a tocar maracas jugando con ellas, tenía, qué sé yo, tal vez dos años de edad. Y bueno, ha sido muy bonito.
“En diez años me imagino haciendo lo mismo, siendo músico, conociendo otros países, quizás”.

Guillermo Martínez

14 años de edad
“Es increíble ser parte de esta grandiosa agrupación. Me gusta mucho seguir creciendo a su lado.
“Mi Juguete es Canción me ha enseñado mucho a desenvolverme en el escenario, a crecer más como artista y ese tipo de cosas.

Básicamente, Mi Juguete es Canción es como un padre a quien acudir.
“Siempre recuerdo tener la misma emoción al venir a todos los ensayos. En mi primer concierto apenas tenía cuatro años de edad, pero sé que fue una sensación increíble poder presentarme con estas maravillosas personas.
“En 10 años me veo siendo uno de los más grandes percusionistas que ha pasado por esta agrupación”.