Desorden Público, la banda que nació en medio de la neblina

El Miope. Entrevista realizada por Humberto Sánchez Amaya . Publicada en El Nacional el 27 de julio de 2015

El primer concierto de Desorden Público fue en medio de la neblina, lejos de Caracas, en el kilómetro 35 de la carretera a la Colonia Tovar. Se presentaron en un lugar llamado Junkolandia, club campestre abandonado en el que poco más de 100 personas no solo fueron a escuchar música, sino también a aprovechar la libertad que ofrecía una zona lejos de la rutina y la norma.

“Fue una osadía hacer que chamos se fueran a una rumba tan lejos. Era algo muy punk y mamarracho, pero alucinante. Veías a muchachos con su sobretodo como si estuvieran en Inglaterra, jugando frisbee y otras miles de cosas”, recuerda entre risas José Luis “Caplís” Chacín, bajista de la banda que hoy cumple 30 años de haber tocado por primera vez frente a un público.

Ese día también estaba Horacio Blanco, pero no como cantante. Solo tocaba la guitarra. El vocalista era Andrey Vivas. El resto de la agrupación la integraban el guitarrista Antonio Rojas y el baterista Elías Racho, sustituido un año después por Danel Sarmiento, quien al poco tiempo recomendó al percusionista Oscar Alcaíno. Todos ellos, a excepción de Vivas y Rojas, se mantienen hasta ahora junto con William Guzmán, Hector Hernández, Noel Mijares, Terry Bonilla y Francisco Díaz.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Publico. (ARCHIVO EL NACIONAL)

El show fue el segundo evento de Aseo Urbano, como se llamaba la miniteca que Chacín, Blanco y otros amigos tenían para organizar fiestas inspiradas en el punk y el new wave.

“La primera fiesta que hicimos fue en diciembre de 1984. Tuvimos como invitado a Sentimiento Muerto. Luego acordamos que el paso lógico era tener nuestra propia banda, que formamos en febrero de 1985”, cuenta Blanco, quien se convirtió en el vocalista meses después de aquella primera actuación.

El día que debutó Desorden Público el grupo principal era Cuarto Reich. “Recuerdo con mucho detalle aquella primera presentación, incluso mejor que varios de los shows que ocurrieron después. Como fuimos los organizadores, subimos a tarima primero pero no había mucho público. Las personas empezaron a llegar paulatinamente. Al final, como buena parte no nos escuchó, pidieron que repitiéramos. Uno de los que quería vernos otra vez era Cayayo”, dice Blanco en referencia a Carlos Eduardo Troconis, entonces guitarrista de Sentimiento Muerto.

Interpretaron siete canciones, de las que sobreviven tres: “Políticos paralíticos”, “¿Dónde está el futuro?” y “Lili es…”.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Publico. (ARCHIVO EL NACIONAL)

Desde Vista Alegre. De los miembros actuales, Horacio Blanco y Caplís Chacín fueron los primeros en conocerse. “En la universidad estudié con un vecino que se empató con la hermana de Horacio. Entonces él empezó a frecuentar las rumbas de Aseo Urbano, para luego incorporarse como organizador”, rememora el bajista.

Los músicos identifican sin vacilar el lugar de nacimiento de la banda: la calle 3 de Vista Alegre. Durante esos primeros años era considerada una agrupación del underground caraqueño, hasta que en 1988 publicaron su primer disco de estudio con CBS Columbia de Venezuela. “Ese álbum aglutinó al público del punk, el reggae, el ska, el rockabilly”, recuerda Alcaíno.

Dos años después editaron el segundo, En descomposición, bajo la producción de Gerry Weil. Luego Canto popular de la vida y muerte (1990), con el que terminaron de consolidarse como una banda capaz de llegar a todo tipo de personas, no solo a aquellos seguidores del ska. Desde entonces han sido siete los discos de estudio con canciones inéditas.

En los años noventa comenzaron a presentarse en el exterior, en lugares como Nueva York, Ciudad de México, Washington, Bogotá, Madrid, Barcelona, París y Tokio.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Publico. (ARCHIVO EL NACIONAL)

Los cuatro miembros más antiguos se sienten satisfechos. “Le hemos echado un cerro…”, dice un entusiasta Alcaíno, quien aspira a que muchos de los temas de Desorden Público se sigan escuchando por décadas. “Solo espero que algunos pierdan vigencia con el tiempo. Me refiero a ‘Políticos paralíticos’, ‘Lo agarraron’ y ‘Política criminal”, especifica el percusionista.

Actualmente finiquitan los detalles de un disco que grabaron con C4 Trío y preparan un álbum de estudio que contendrá el tema “Todo está muy normal”. Tenían previsto realizar un concierto hoy, pero no consiguieron el financiamiento necesario. “Es muy difícil asumir los costos por cuenta propia. Todo está muy caro. Queríamos hacer algo en Caricuao, pero sin patrocinios es imposible. Sin embargo, aun hay tiempo. Buscamos patrocinios y locación. Estamos empeñados en que sea el Aula Magna porque nunca hemos tocado ahí. También puede ser un Poliedro para reencontrarnos con ese viejo escenario”, afirma Chacín.

“Hoy aprovecharemos las redes sociales. Haremos algo por streaming. Nos reuniremos para eso”, acota el vocalista.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Público. (ARCHIVO EL NACIONAL)

En aguas convulsas. Cuando se les pregunta por alguna situación adversa en extremo para la agrupación, Horacio Blanco responde: “La época del paro, cuando Desorden Público se partió. Buena parte de quienes estuvieron con nosotros en los noventa se fue. Quedamos nosotros cuatro y hubo que hacer una reinvención”.

Se refiere al momento en el que dejan la agrupación el guitarrista Antonio Rojas, el tecladista Emigdio Suárez y el saxofonista Francisco «Kiko» Núñez.  “Otro momento duro fue cuando en 2007 murió en un accidente el trombonista César Mijares”, añade Alcaíno.

Hay arrepentimientos. El percusionista bromea al respecto. “Claro, de haberle prestado real a Danel”, comenta para generar risas entre los otros. Al instante Chacín dice reflexivo: “Sí los hay. Haber tenido algunos manager, ser inocentes en algunas oportunidades o grabar algunas canciones”. Entre esas piezas que prefiere haber descartado están “Maldad en tu corazón” de Diablo y “Zig-zag” de Canto popular de la vida y muerte.

Sobre ese contexto país al que se refería Blanco, el cantante explica que ha sido difícil mantenerse en un contexto en el que le exigen pronunciarse de una manera afín con el pensamiento político de algún sector del país. “Ha sido difícil atravesar ese río porque muchas veces nos han arrinconado. Somos buenos como músicos, no dando argumentos de políticos. Cuando le cantamos a la corrupción o al abuso de poder, eso no es exclusivo para una posición ideológica. Es para quienes aspiran a un país mejor y tienen decencia”.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Publico. (ARCHIVO EL NACIONAL)

Políticos y diáspora. En la entrevista son reflexivos con la situación actual. Si pudieran reunirse con el presidente Nicolás Maduro el mensaje que darían varía. “¡Que deje de manipular!”, exclama el percusionista. “Que trate de enderezar esto. No lo estás haciendo bien. La economía es vital y estamos muy mal”, prosigue Chacín.

También tienen palabras para los líderes de la oposición. “Que se pongan las pilas porque hay mucho que conquistar. La idea no es formar a un  títere, sino que vaya con sinceridad con un proyecto”, dice el bajista.

Cuando termina de hablar, el cantante amplía: “En nuestro país es común que se apueste más a la persona que al plan. Si es más simpático o menos es otro tema, eso hay que dejarlo a la farándula. El país necesita decisiones importantes. Nos merecemos una Venezuela más justa y pacífica”.

La crisis ha hecho que muchas agrupaciones venezolanas hayan decidido emigrar, especialmente en los últimos dos años. Si bien antes, según palabras de Chacín eran críticos con ese tipo de decisiones, ahora son más compresivos. “No les juzgo la decisión. Les doy una palmada en el hombro para que les vaya bien. Sin embargo, duele. Hay artistas que uno considera un baluarte y toman esa decisión. ¿Cómo le dices que no se vayan? No hay que señalarlos ni juzgarlos. Es una coyuntura histórica”, asegura Blanco.

“Hay que estar claro. Las condiciones para el músico no son fáciles en el país. No hay disqueras, ni formas de promocionarse. Es lógico que busquen donde ese tipo de elementos funcionen normalmente”, completa Sarmiento.

 

Desde el exterior. Apenas dejó la banda el guitarrista Antonio Rojas se fue a vivir a  Estados Unidos, donde le ofrecieron lo que consideró una excelente oportunidad laboral. “Mi carrera siempre se debatió entre la música y la televisión. Soy un ejecutivo de la parte creativa de este medio. Esa también ha sido mi pasión. Estuve muchos años con Warner Channel y ahora soy la cabeza crítica de la cadena Discovery para toda América Latina. Esa fue la única razón”, relata desde Miami por teléfono quien fue miembro fundacional de Desorden Público.

No es tan preciso como Blanco al recordar lo que ocurrió en Junkolandia. “Recuerdo apenas retazos de ese día, aunque siempre lo tengo presente como nuestro primer concierto. Además, Horacio siempre me envía un correo en el que me pone “feliz cumpleaños”. A pesar de la distancia, se mantiene la amistad, la hermandad. Estuve en la banda 18 años. La mayor virtud que tienen es haber sobrevivido en un país que no es el más amigable como industria musical, especialmente en el género”, acota el guitarrista que junto con el tecladista Emigdio Suárez tocó con Desorden Público en 2014, en su visita a Miami.

Suárez también recuerda con entusiasmo esos momentos. Su nombre aparece en los créditos de la agrupación desde En descomposición hasta Diablo (2000). “Hubo momentos increíbles. Es muy difícil tomar uno en específico. Disfruté mucho cuando hicimos Plomo revienta (1997). Lo grabamos en Los Ángeles y ensayábamos en una finca cerca de La Victoria. Tuvimos unos niveles de acoplamiento que nunca tuvimos”, rememora.

DESORDEN PUBLICO
Desorden Publico. (ARCHIVO EL NACIONAL)

Sin embargo, empezó a sentir desgaste. “Hice la gira de promoción de Diablo y listo. Estaba muy cansado de tocar y tenía otros planes de vida. Además, influyó también la coyuntura política del momento. No me sentía cómodo con posiciones de Desorden, aunque nunca peleé con ellos, a quienes considero mis hermanos. Buscaban a la banda para tocar en conciertos gratuitos del Estado, pero yo consideraba que querían hacer propaganda con nuestra música. También hubo una fricción grande cuando la disquera de Manuel Guerra, con la que se editó ese disco, no nos pagó”.

El artista plástico Muu Blanco también acompañó a Desorden Público esos primeros años, pero no como músico. “Estuve con ellos en ese famoso concierto de Mata de Coco que se hizo para despedir a Sentimiento Muerto, que se iba a España para participar en el Encuentro de Rock Iberoamericano. Era el que bailaba las canciones en tarima y me lanzaba al público. En la canción “Calvo” personificaba a ese personaje y Horacio me rapaba la cabeza con una máquina”, afirma quien prestó el taller de su abuelo en su casa para que el conjunto ensayara.

“Ha sido la única banda que desde su existencia ha ayudado a entender el proceso musical venezolano, de fusión. Cuando todos estaban influenciados por el exterior, ellos torcieron su música hacia lo venezolano y caribeño”, indica.

Recuerda también un concierto en Puerto Ordaz en la sede de Interalumina. “Fue la primera vez que salieron de Caracas. Me acuerdo que después llegó la Disip y nos metió presos por pocas horas. Pensaron que haríamos algo político, punk, anarquista. Pero fue muy divertido”.

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