Texto de Lorena Gil (@logiladrian) y publicado previamente en Papel Literario
El periodismo puede parecer efímero tanto para quien comunica como para quien se informa. La sucesión de eventos –más aún en una era de redes sociales y globalización– es tan feroz que en pocas horas un hecho hace olvidar rápidamente lo que ocurrió en la mañana o la madrugada.
Sin embargo, el breve análisis que hace de la noticia cada día César Miguel Rondón en su programa matutino en Exitos 99.9, leído a la distancia de tres años hasta hoy, se convierte en un documento de la historia contemporánea aunque él mismo no se lo hubiera propuesto así. “Soy apenas un cronista de mi tiempo y me limito a testificar los hechos que he vivido”, dice en la introducción de País de Salida, su reciente libro publicado por Ediciones B Venezuela.
En entrevista con Shirley Varnagy confesó que él no escribe esos breves comentarios diarios, suerte de editorial que desglosa en dos o tres minutos su punto de vista sobre lo que considera noticioso aquel día. Se levanta temprano –es obvio– lee los periódicos para hacerse una idea de lo que está pasando y hace este análisis en el segmento “La noticia del día”, un poco antes de las 7:00 am. Ya en la tarde está disponible el audio y el texto transcrito en su página http://www.cesarmiguelrondon.com.
Rondón refiere en la introducción de su libro que recopiló estos editoriales pensando en otro que publicó al empezar este régimen que ilusionó a tantos hace ya más de 17 años: País de Estreno, 37 entrevistas antes de que el destino nos alcance”. Dice el autor: “Pues no cabía duda, el país se abría a una expectativa diferente, de estreno, y el destino era una incógnita abismal. Ya sabemos de sobra lo que ocurrió…”.
Leer ahora País de Salida es montarse en una suerte de tobogán de la historia de los tres últimos años del país, desde que el señor Nicolás Maduro tomara las riendas del poder.
Digamos que es un tobogán de la indignación: César Miguel se va indignando con todo lo que ocurre y el lector se va indignando con él. Porque el lector ya vivió eso, pero se percata de un tirón de que todo aquello ha pasado y seguimos bajando en un tobogán que no parece terminar su descenso.
Se indigna César Miguel porque ya El Universal no es lo que era y los periódicos oficialistas no dicen lo que ocurre. Pero también se indigna porque un cartón de huevos costaba en octubre de 2013 alrededor de 120 bolívares, y resulta que el mismo César Miguel puede comprobar en el mercado al que vaya que hoy cuesta diez o quince veces más. Porque hay que decirlo: pudiendo irse, este periodista continúa diciendo su editorial desde el estudio de la emisora que queda en La Castellana, en Caracas. Que él mismo tuvo que atravesar las “guarimbas”, tragarse sus lacrimógenas en 2014, sortear los campamentos para llegar a su trabajo. Lo que recogen las páginas de País de Salida no es un cuento que él escucha desde Miami o Madrid. Es un día a día que ha padecido aquí, en primera persona.
En las páginas de esta antología de editoriales destaca el dolor ante la violencia y el lector lee –y cree escuchar– la furia y la impotencia de quien al menos tiene un micrófono para decir verdades en voz alta –aunque nadie haga algo por mejorar la situación–: los niños que crecerán sin una buena alimentación, los asesinatos de Mónica Spear, de Robert Serra y de Kluibert Roa, o el caso de un alcalde de Táchira que agrede con un pollo congelado a un anciano de 80 años.
Y él mismo hace la salvedad que antes de irse a imprenta agregó los editoriales “El curriculum del chofer” y “Una pequeña historia”: “Lo hice porque, contra mi voluntad, me tocan de manera directa, y porque causaron tal revuelo que se volvieron virales en las redes sociales”.
El primero es la anécdota del taxista que en una ocasión lo llevó a Valencia, quien resultó ser doctor en Humanidades y que gana más haciendo carreras que siendo docente universitario. El segundo es un relato autobiográfico de sus padres exiliados en México por la represión vivida en Venezuela por un gobierno militar. “Ambos textos dicen mucho de la miseria –espiritual y económica, política y social– en la que hoy vivimos los venezolanos”, explica.
Leer en orden o en desorden, como guste, País de Salida le dejará seguramente un sabor amargo de realidad, aunque con el agradecimiento al autor de tomarse la molestia de armarnos una suerte de bitácora de lo que ha ocurrido estos tres años. “He decidido subtitular el libro ‘Bitácora de la debacle’. Creo que es justo: una debacle es lo que se narra en estas páginas”, dice en la introducción. Y concluye: “Mi modesta intención es que ustedes, los dueños del país por el que se ha navegado a contracorriente y sin sentido, tomen las previsiones necesarias para que jamás semejante despropósito, trágico y miserable, nos vuelva a ocurrir”.
Su palabra vaya adelante, don César.