Curruchá: música y tradición. Los Giros de San Benito, danza y cantos al Santo Negro

Esta manifestación dedicada al Santo Negro, ha tomado personalidad propia en las diferentes regiones en las que se celebra. El occidente del país con fervor y devoción recibe la Navidad entre lo pagano y lo religioso, y el Niño Dios cede protagonismo a sus santos

Por Marina Bravo

Las manifestaciones tradicionales hablan del sentir de sus pueblos. Un tema imposible de evadir es el de la mezcla de culturas que se dio en América con la llegada de los españoles a nuestras tierras. El indígena, el blanco y el negro aportaron lo suyo para formar el calendario festivo de tradiciones que, al menos en Venezuela, se sustenta de la cronología impuesta por la Iglesia Católica. Aquella que en la búsqueda evangelizadora permitió al esclavo, casi sin saberlo, adorar a sus ídolos a través de las imágenes de los santos católicos.

El 28 de diciembre, Día de los Inocentes en nuestro país, se realizan simultáneamente numerosas fiestas cuyo eje central es la máscara, el disfraz y esa licencia que permite al hombre romper las reglas e instalarse en lo pagano y que, en muchas oportunidades, a la vez lo conecta con sus devociones. La Diversiones Orientales en Coche y Cumaná, el Mono de Caicara en Monagas, Las Zaragozas en Sanare y por supuesto, los Giros de San Benito en los Andes. Estas dos últimas como las grandes fiestas devocionales de este día.

Hoy, la personalidad de algunos Santos ha dado un vuelco muy particular. Tal es el caso de San Benito de Palermo, un pobre mártir que dedicó su vida al servicio de Dios y perteneció a diferentes clausuras y hermandades. En el camino a América, los esclavos lo adoptaron por ser negro como ellos. Según Luis Alberto Crespo en Jolgorio para el Santo Negro el único momento de libertad y felicidad que  vivían los esclavos era el día que celebraban a sus santos. La relación entre libertad y San Benito fue natural, por tanto, el aguardiente y el tributo pagano gana fuerzas cuando del Santo Negro se trata.

Esta teoría se puede comprobar en regiones eminentemente de origen esclava, como el sur del Lago de Maracaibo. Y aunque hacia los Andes venezolanos pueda parecer extraña su presencia, afirma Alexi Peñalosa Torres en su folleto Historia de San Benito de Palermo y de sus tradicionales fiestas en Mucuchíes que en una casa en ruinas apareció una estatuilla del Santo en el llamado Llano de Balza. Allí se construyó una capilla y luego se llevó a la iglesia de Santa Lucía de Mucuchíes. Actualmente descansa allí dentro del San Benito de yeso que bailan cada año.

Asimismo, menciona la historia de Crespo que un grupo de bandidos que solían cometer fechorías en el pueblo, cuando quisieron insistir vieron de pronto sobre una colina un numeroso ejército comandado por un negrito. Sacudía una bandera e hizo huir a los forajidos para siempre. Algunas otras historias hablan de que el coronel patriota Rafael Salas en 1816, rogó a San Benito que hiciera un milagro, a cambio prometió rendirle tributo militar detonando los fusiles o chopos. El Santo oyó la súplica y el coronel cumplió su promesa. En ese momento se nombró capitán y encargado de la fiesta a Rafael Albarrán y desde entonces se ha sucedido la jefatura de la manifestación por más de 160 años.

Debido a la violencia y numerosos accidentes ocurridos con la pólvora, monseñor Miguel Antonio Salas en los años 80 suspendió la fiesta. Sin embargo, un grupo de nativos de Mucuchíes se agruparon y revivieron la fiesta de manera organizada para convertirla en lo que es hoy, una de las más famosas celebraciones del santo.

De todas las historias se desprenden huellas del por qué de muchos elementos usados durante la manifestación. Por ejemplo, los “trabuqueros” pudieran responder a esa historia del coronel Salas, así como la presencia de una bandera en las manos del santo evoca la visión del negrito comandando al ejercito que espantó a los forajidos.

El Rito

Entre el 20 y el 28 de noviembre empiezan las novenas, aunque ya a partir del primer sábado de octubre se inician los preparativos de recolección del dinero por parte de las cofradías y los ensayos de los diferentes giros. Las novenas se realizan en las capillas. Allí se canta, se reza y se prenden velas. Es común ver ensayos en ese momento y reuniones de las cofradías.

Ya el 28 de diciembre se nota la impaciencia de los lugareños y la expectativa se siente en el ambiente, el tema del turismo cede el paso al santo y éste se apodera de las conversaciones. Sin poder asegurar absolutamente las informaciones que dan los pobladores, pues cada quien tiene su versión de las cosas, la descripción que a continuación ofrecemos responde a lo recogido durante la fiesta en la calle.

A las 3:00 am se escapan algunas detonaciones y a esa hora se produce El Rompimiento a cargo de la Banda de Guerra que comienza a tocar. Sigue el ambiente de calma y ya en Misintá, zona que es parte de Mucuchíes, se prepara todo para la partida. Aproximadamente a las 8:00 am mañana comienza la marcha hacia el  arrio de San Benito.

Cuando convergen todas las “Sociedades”, comienzan los honores al festejado. La danza y los cantos especiales tan ensayados se presentan.

Ataviados de pantalón y camisa blanca, se adornan con cintas de colores que se desprenden de sus hombros y caen por todos sus cuerpos. Bien pueden pintarse la cara o no, con una preparación que hacen para recordar a los ancestros esclavos y al origen del Bendito. Consta de hollín de kerosene, aceite de almendras, vaselina y crema para la cara.

El complemento de la vestimenta es el tocado o sombrero también muy colorido y llamativo, hecho de cintas plateadas y doradas, además de otros colores también muy brillantes. El color de la ropa varía de una cofradía a otra. Se pueden ver giros negros, e incluso sociedades ataviadas a la usanza timotocuica, con penachos que olvidan el rigor del fondo blanco de casi todas las cofradías.

En muchas poblaciones de los Andes venezolanos se realiza este ritual por lo cual en los últimos tiempos se observa durante la fiesta la presencia de giros de diferentes orígenes, que pudieran pasarse bailando el mes entero. Junto a los grupos de personas que pagan promesas, están también congregaciones de niños y hasta de mujeres, cosa impensable en otras épocas.

Un elemento importante dentro del baile es el espuntero, un palo muy alto que en su copa tiene un busto llamado la reina, que comúnmente es la imagen de San Benito. Últimamente se ha visto también allí a María Lionza. Debajo de esta imagen salen las cintas que se entrelazarán y se soltarán en los bailes y cantos. Sería el relativo al palo del sebucán.

Una vez llegados a la plaza Bolívar de Mucuchíes, comienza la misa y a la salida comienza la procesión. Es aquí donde la música aparece en todo su esplendor. Los Giros hacen su reverencia ante la iglesia y con su maraca en la mano derecha marcan el paso que rinde homenaje al santo. Una mezcla de solemnidad que con un toque pagano ofrece una sensación desconcertante, pues entre tanta ingenuidad y tanta montaña un caraqueño puede sufrir fuertes cuestionamientos. La mirada absorta se interrumpe con las detonaciones de los trabucos, que marcan la salida de la procesión.

Las cintas pasan por arriba y por debajo, para volver a pasar por el mismo sitio, pero en sentido contrario. La idea es hacer tejidos en el espuntero y deshacerlos una vez que estén completos. Todo esto a través de un impresionante baile que necesita concentración, devoción y ensayo, para que cada cinta esté en su lugar. El acompañamiento musical tradicionalmente consta de violín, cuatro, guitarra y maracas, aunque últimamente se pueden observar nuevos instrumentos que han cambiado el formato. Como parte de ese intercambio cultural permanente de las manifestaciones aparecieron también en la procesión especies de locainas o bufones con máscaras y disfraces de animales fabulosos que hacen payasadas a los presentes.

Entre música y baile el santo es bañado de aguardiente, respondiendo a ese aspecto liberador que necesitaban los esclavos, bañando al santo con lo prohibido, lo acerca a la tierra y así a sus devotos. San Benito quizás un poco más recatado acá en Mérida, también está presente en Táchira, Trujillo, Lara y por supuesto en el Zulia, donde su celebración puede extenderse hasta el día de la Candelaria en encuentros puntuales organizados por las comunidades y que confluyen con otras fiestas para seguir dando color a nuestra tradición del solsticio de invierno.

Giros de San Benito (1)

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