Patricia Ortega: El Regreso nos muestra una esperanza

La primera película de la cineasta venezolana cuenta la historia de una niña que pierde a su familia y tiene que enfrentarse a una ciudad hostil



Como una película con escenas polémicas califica Patricia Ortega su primer largometraje, El regreso, que se estrena hoy en Caracas. En la cinta narra el drama de una niña que sobrevive a una masacre en la comunidad en la que vive.
Se llama Shuliwala, tiene 10 años de edad y vive gracias a su mamá y su abuela, que la esconden cuando un grupo de hombres armados mata a hombres y mujeres del poblado.
Es entonces cuando la menor camina a la deriva con la intención de reencontrarse con su madre, quien le promete que se volverán a ver.
Ortega se basó en una historia real para el filme: la masacre de Bahía de Portete, ocurrida en 2004 en la Alta Guajira de Colombia.
Al llegar a Maracaibo, a la llamada civilización, la niña lo que menos encuentra es la salvación. Ahí es víctima de una especie de anarquía, en la que el Estado aparece ­ en forma de policía ­ para robar a niños que venden cualquier cosa en la calle para sustentarse.
La ciudad que se muestra no es la típica de postal, el puente que aparece no es el Rafael Urdaneta, sino otro que sirve de refugio a gente sin hogar. Un lugar en el que un cartel de Pdvsa sirve de techo al caos que busca con el zinc refugiarse del sol.
Son calles en las que ella no es la única con una infancia que se desperdicia en oscuridades, aguas sucias, pederastas y el rechazo de otros, pues encuentra en Bárbara ­ otra niña­ la única compañía para superar esa hostilidad.
Y es que Ortega termina filmando una historia no sólo sobre el sobreviviente de la masacre, sino del desplazado, que termina en un lugar donde no entiende el idioma con el que le hablan, en este caso el castellano.

Sobre la xenofobia 
Para la cineasta, El Regreso también trata el tema de la xenofobia, pues se ve cómo el blanco desprecia al wayuu y cómo el wayuu hace lo mismo con el otro.
«Este proceso quise analizarlo. Maracaibo es mestizo, hay muchos indígenas, frontera, puerto, y sin embargo, a pesar de que el zuliano insiste en que no es racista, ni clasista, yo siento que sí lo es. Ese regionalismo es xenofobia pura. El arraigarse demasiado a lo que supuestamente es tu identidad, hace que rechaces automáticamente lo que no se parece a ti», afirma la directora.
Cuenta que la han criticado por la forma en la que muestra la ciudad, pero ella se defiende: «Sé que en ese sentido la película es polémica. Porque es un espejo que no muestra necesariamente lo que quisiéramos ver, sino que muestra esas cosas que nos hacen sentir incómodos. Está hecha a propósito así». Invita a vivir la ciudad fuera de las zonas de confort y no rechazar esa otra parte.
A pesar de esas imágenes, Ortega considera que la película muestra el mundo infantil, en el que prevalecen la unión y la lealtad. «Nos muestra una esperanza, que la esperanza está en nosotros mismos, que nadie nos va a venir a salvar», acota.

Detalles
El Regreso se proyectará inicial- mente en Caracas en seis salas. Tuvo un presupuesto de 5 millones de bolívares. Contó con el financiamiento del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, la producción de Mandrágora Films Zulia y la coproducción de Pdvsa La Estancia. También se proyectará en otras partes del país.

Nota de Humberto Sánchez Amaya @HumbertoSanchez publicada el 30 de agosto en el diario Primera Hora.

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