Por Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez)
Intensamente (Inside Out) es sin dudas una de las obras maestras de Pixar. La película animada recientemente estrenada en Venezuela parte de lugares comunes para desmitificarlos, tirarlos al suelo y desmenuzarlos. De eso trata el filme, de reivindicar lo que comúnmente no debería ser, aquello que se evita por considerarse negativo.
En tiempos donde ser feliz es primordial, una obligación para formar parte de una sociedad donde los mensajes van dirigido a consumir felicidad, el largometraje de la compañía exalta sentimientos que suelen ser menospreciados.
La historia parecer ser sencilla. La vida de una niña desde su nacimiento hasta que cumple los 11 años de edad. La complejidad del asunto está en lo que -como realmente sucede- pasa en su cabeza mientras descubre el mundo, las emociones que produce y las reacciones ante situaciones que empiezan a ser para ella nada convencionales.
Su mente está poblada, especialmente por cinco pequeñas criaturas que habitan en su cerebro, cada una de ellas representa la alegría, el miedo, la tristeza, la ira y el desprecio. Como si manejaran un avión, se encargan a través de un panel de control de elegir los comportamientos de la persona en determinados momentos.
Todos están de acuerdo en que Riley, como se llama la protagonista, debe ser feliz. No importa qué ocurra, puede molestarse o asustarse temporalmente, pero lo ideal es que siempre sonría. Lo demás, aunque sea inevitable, debe ser lo menos común. La alegría es un dogma que, sin embargo, paulatinamente se convierte en imposible cumplimiento continuo.
Es en ese momento que la película empieza a sorprender con giros totalmente bien logrados al convertir la mente humana en un mundo de ensueños, donde cada pensamiento es representado de variopintas formas mientras dos de las pequeñas criaturas luchan por encontrar una solución al caos en el que se ha convertido la joven desde que sus padres deciden mudarse de Minnesota a San Francisco. El hecho es difícil de superar, el desarraigo es una acción dolorosamente desconocida que hace que la mente deje de ser esa zona de confort en la que prevalece la alegría.
Intensamente es dirigida por Pete Docter, responsable también de otras maravillas de Pixar como Monsters Inc y Up, por la que ganó el premio Oscar a la Mejor Película Animada en 2009. También fue guionista de cintas como Wall-E, Toy Story y Toy Story 2.
El largometraje es divertido para los niños por las aventuras, el buen humor y las buenas imágenes en pantalla, pero para los adultos es un ejercicio de introspección sobre lo que somos y qué pensamos sobre emociones tan importantes como aquellas que suman meramente placer. «Sin sombra no hay luz», se titula una canción de Sentimiento Muerto. Así ocurre con esta joya animada, no hay desperdicios en la gama de afectos humanos.