San Andreas: una película entretenida con bases científicas

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Por Elia Moreno (@Elivanne)

El filme protagonizado por Dwayne Jhonson pone sobre el tapete (con exageraciones incluídas) la obsesión que representa la Falla de San Andrés para los geólogos.

El cine sobre desastres naturales no acepta términos medios; lo amas o lo odias. Se han hecho infinidades de conteos, se han analizado infinidades de películas en busca de los errores más milimétricos, etc. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero sólo una película puede llegar a tener la venia de amantes y detractores: San Andreas, con Dwayne Jhonson, de protagonista.

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A simple vista, San Andreas cumple con los mismos parámetros del género: el héroe es un hombre divorciado, que se convierte en el héroe de la película, luego de salvar a su familia de un desastre natural en ciernes. Si bien esto puede ser cierto, no hay que quitarle méritos a un guión con una base científica más solida de la que nos tiene acostumbrado este género.

La Falla de San Andrés es famosa en la comunidad científica. Tiene una longitud aproximada de 1.286 kilómetros y pasa a través del estado de California en Estados Unidos y de Baja California en México. Ha estado vigilada por años y ha sido responsable de terremotos como el de San Francisco de 2014, con una magnitud de 6,6 en la escala de Richter.

Además, según varios estudios, existe una probabilidad de un 99% de un terremoto de magnitud 6.7 o mayor en los próximos 30 años en California, debido al número de líneas de falla en la región.

 

Como buena película del cine de desastres naturales, la mayoría de los eventos que ahí se cuenta son bastantes exagerados y, aunque Susan Hough, sismóloga del Servicio Geológico de Estados Unidos considera que muchos de ellos son improbables, la experta afirmó que sí existe la posibilidad de que ocurran dos sismos seguidos, como se muestra en la película.

El renacimiento del género

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El éxito de taquilla de San Andreas ha hecho renacer a un género que carecía de grandes clásicos en los últimos años. Aunque 2012, de Roland Emerich, haya recaudado casi 790 millones de dólares en taquilla, no puede considerarse un ícono del género, porque más allá de los grandes efectos especiales, carece de sentido y entretenimiento.

Sin embargo, San Andreas iguala a clásicos como Tornado, en 1996 con Helen Hunt de protagonista o Terremoto, protagonizada por Charlton Heston en 1974. Los impactantes efectos especiales, hacen que el espectador este al borde de la silla durante los casi 120 minutos de la película.

Aunque, la pantalla verde se hace notar un poco en algunos momentos. Sólo por la escena de Dwayne Jhonson, intentando rescatar a Carla Gugino de un edificio derrumbándose debido al terremoto, vale la entrada al cine.

No hay que esperar grandes actuaciones, pero sí mucho entretenimiento. Un punto extra, es la sensibilidad que hubo en torno a la promoción del filme debido al terremoto en Nepal. Como parte de este esfuerzo, la estrategia pasó de simplemente mostrar el tráiler de la cinta, a acelerar el proceso para mostrar en pantalla la inclusión de datos sobre cómo prepararse para hacer frente a desastres naturales y también el modo en que se puede apoyar a los refuerzos de reconstrucción de Nepal.

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