Los siete magníficos, un western en tiempos de Donald Trump

Texto de Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez) publicado previamente en El Nacional

El director Antoine Fuqua deja los peligrosos callejones de grandes ciudades como Los Ángeles para filmar una historia de vejámenes y venganza posterior a la Guerra Civil. Lo hace en el remake de Los siete magníficos, una película con una clara posición en la actual campaña presidencial de Estados Unidos.

Un pequeño pueblo de granjeros es amenazado por el dueño de una gran minera de oro, Bartholomew Bogue (Peter Sarsgaard), que quiere apropiarse de sus tierras. El hombre y su grupo de matones queman la iglesia y matan a varios de los habitantes. ¿Su intención? Demostrar su poderío antes de dar un plazo de tres semanas para que entreguen lo que el magnate ansía.

El temor se expande entre quienes solo piensan en horquillas como objeto de defensa cuando son amenazados. Entonces, Emma Cullen (Haley Bennett), cuyo esposo fue asesinado, aprovecha el paso de un extraño cazador de recompensas llamado Sam Chisolm (Denzel Washington) para pedirle ayuda en la defensa del pueblo.

El hombre acepta la oferta y empieza a reunir a sus compañeros de empresa, todos ellos políticamente incorrectos, parias con pasados misteriosos. Lo ayuda su viejo amigo Goodnight Robicheaux, personaje interpretado por Ethan Hawke, con quien Washington hizo la famosa dupla de Día de entrenamiento (2001), filme también dirigido por Fuqua que además le valió el Oscar a Mejor Actor.

Finalmente, ambos reúnen a hombres de diferentes procedencias y aptitudes: un mexicano, un famoso francotirador, un indio con misterioso pasado, un apostador con cuentas que saldar y un habilidoso asiático letal con los cuchillos. Serán ellos los encargados de enfrentar la amenaza del rapaz multimillonario.

Para desarrollar esta versión de la película de 1960 dirigida por John Sturges, que a su vez era un remake del clásico Los siete samuráis de Akira Kurosawa, Fuqua se apoya en un guion de Richard Wenk y Nic Pizzolatto, este último creador y escritor de la serie True Detective.

Fuqua logra un filme que le hace honor al western, respeta sus códigos y estética, no busca transgredir más allá del discurso político intrínseco en los orígenes de sus forajidos y el objetivo que tienen. Es acertado al recrear un mundo de tensión y arbitrariedad junto con el director de fotografía, Mauro Fiore.

El argumento es sencillo para cumplir el cometido de entretener con el guiño político. Sin embargo, en el fondo su conflicto es maniqueísta y trillado. Se trata de la común lucha del desvalido contra el villano ambicioso y despiadado. Una vez aceptado ese planteamiento, Los siete magníficos se convierte en una película cautivante, con una tensión bien administrada y escenas de acción bien logradas. Más que un homenaje al western, es la demostración del cineasta de salir airoso al adentrarse en un género casi místico.

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