Texto de Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez) publicado el 17 de noviembre de 2014 en El Nacional
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La cita era en el Radio City en Sabana Grande. Esa noche estaba previsto que se realizara otro de los conciertos de los Miércoles Insólitos, la serie de presentaciones semanales de bandas de rock que impulsaba Carlos Eduardo Troconis, Cayayo.
Ese día sonaría hip hop. Los fervientes del género se alistaban para escuchar a La Corte, Danza Mecánica y P.A.N, la última agrupación a la que perteneció el músico, quien fue guitarrista de Sentimiento Muerto y Dermis Tatú. El costo era 4.000 bolívares, previos a la reconversión, ese eufemismo que le restó 3 ceros a la moneda.
El ambiente no era igual al de semanas anteriores. Había incertidumbre, se hablaba, pero el silencio era más fuerte. José Vielma, productor musical conocido como Burguez, tenía entonces 17 años de edad. Era un asiduo asistente al ciclo. “Se corría el rumor de que había muerto Cayayo, hasta que lo confirmaron. Al final, se dijo que él hubiese querido que se llevara a cabo. Así se hizo”.
A 8 kilómetros de ahí, en Altamira, pocas horas antes del evento, Gustavo Corma, músico que también fungía como organizador del ciclo, fue a buscar al artista. En el carro, Cayayo empezó a convulsionar y lo llevó a la clínica El Ávila, donde murió, según cuenta el también integrante de Seguridad Nacional en el libro Cayayo: Alma perpetua. Asegura que se debió a un problema congénito del corazón que se agravó por el abuso de drogas.
Juan Carlos Ballesta, editor de la revista Ladosis, también estuvo en el Radio City. “Quería saber qué iban a decidir. Claro, no tocó P.A.N. Fue todo muy emotivo, como hacerle un homenaje”.
El 18 de noviembre Troconis, de 31 años de edad, iba a ser el invitado de Claroscuro durante la presentación del grupo como telonero de Alanis Morissette en el Poliedro. Carlos Eduardo Reyes, vocalista, recuerda que tocarían “Chicle”, de Supereterodino, el álbum del que Troconis fue productor.
Juan Olmedillo, de Los Mentas, detalla el esmero con el que se ocupaba de cada pormenor del ciclo. Su banda tocó en la Escuela Experimental de Enfermería de la UCV, ubicada en un antiguo convento de Sebucán. “Lo vimos montado en unos andamios colocando unas mopas en el techo para la acústica. Se vacilaba que se hiciera en lo que fue la capilla del lugar”.
Juan Carlos Darías, quien fue director de la desaparecida revista de cómic Clips, recuerda al músico, pero como dibujante. El compositor fue colaborador. “Estuvo desde sus inicios hasta el final, desde 1987 hasta 1991. Su trabajo era existencialista, introspectivo. Destacaba por el buen trazo y lo descriptivo, muchas veces sin guion. Una vez me contó que en un viaje a Canaima experimentó con pigmentos minerales de la zona”.
Leyenda musical
El 17 de noviembre de 1999, Troconis desapareció tempranamente de la ciudad a la que le cantó, de la que quiso escapar, pero en la que se convirtió en una de las caras más visibles del entonces underground rockero.
“Iba encaminado a convertirse en líder de la movida. Contaba con la credibilidad y generosidad hacia su gremio. Si sumamos que estábamos carente de una superestrella criolla, la temprana desaparición dejó la alfombra roja lista para su transformación en figura mítica”, considera Félix Allueva, de la Fundación Nuevas Bandas.
Troconis con su disquera Los Insólitos se involucró con el primer disco de Tomates Fritos. Si bien estaba ansioso por dar a conocer a todos esos grupos emergentes de la época, aspiraba a más. “Quería que se respetaran los derechos de autor. Por eso quiso ser parte de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela. Decía que solo funcionaba para los compositores establecidos”, cuenta Reynaldo Goitía, líder del grupo.
“Era una manera de adentrarse en el mundo disquero y tratar de hacer cosas desde ahí”, dice Pablo Estacio, cantante de Bacalao Men, quien trabajo como ingeniero de sonido de P.A.N.
El compositor afirma que en el momento de su muerte, Troconis se encontraba en su etapa más madura como artista. Reconoce el éxito que tuvo con Sentimiento Muerto, la banda que lo hizo famoso en el género.
Su primer álbum, El amor ya no existe, fue producido por Fito Paéz. Además, llegaron a tocar en el CBGB de Nueva York y en el primer Festival de Rock Iberoamericano en Madrid. Sin embargo, Estacio considera que fue con las dos últimas agrupaciones que creció musicalmente. “Hay que estar muy maduro para cambiar y retomar caminos. Y con P.A.N exploró los senderos del funk y hip-hop. Y lo que venía en el segundo disco de Dermis era una cosa increíble, muy avanzada”.
Miércoles Insólitos
El ciclo Miércoles Insólitos se empezó a realizar en 1998 en el Teatro Nacional. Luego se hizo en la Escuela de Enfermería de la UCV y en el Radio City de Sabana Grande.
La idea era presentar a tres bandas. Formaron parte del evento Tomates Fritos, Luz Verde, La Calle, Zapato 3, Caramelos de Cianuro, Los Amigos Invisibles, Pacífica y Desorden Público.
El patrocinante que tuvieron fue Pepsi gracias a que en la marca trabajaba una persona que en los ochenta organizó una fiesta punk realizada en una quinta abandonada por los miembros de Tradición, Familia y Propiedad. En ese toque estuvieron Sentimiento Muerto y Seguridad Nacional, cuenta Rafael Cadavieco, quien recuerda: “Una vez conversamos sobre lo mal que venía el país y como era notable que definitivamente íbamos para peor”.
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Muchas gracias Pablo
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Excelente publicación
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Excelente me encanto una oda a la memoria de Cayayo un saludo desde Madrid .
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Saludos. Muchas gracias por comentar.
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¡Excelente! Saludos
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