La fallida maldición de la Llorona

El Miope. Por Humberto Sánchez Amaya

La leyenda de la llorona ha sido intriga de varias generaciones. Su figura, o lo que asumimos como su figura, han trastocado la tranquilidad de muchos que sienten justo pavor por la historia del espectro de una mujer que busca en el mundo de los vivos a los hijos que asesinó.

Recientemente se estrenó La maldición de la Llorona, un largometraje que intenta transmitir en sala todo ese bagaje de terror, pero se queda en el mero enunciado.

Michael Chaves dirige una película que no ahonda en sus personajes, que asoma un conflicto en el que no profundiza para solo apoyarse en la fe por el sobresalto como recurso primordial para lograr algún cometido.

Anna Tate-Garcia (Linda Cardellini) es una trabajadora social que cree haber rescatado a dos niños que considera eran maltratados por su madre Patricia Álvarez (Patricia Velásquez), quien realmente los protegía de la Llorona. Cree que hace su trabajo, pero en realidad lleva el terror a su casa, pues son ahora sus hijos lo que corren el peligro de ser víctimas de esa criatura que ha vagado durante años por haber asesinado a sus niños.

Entonces, todo gira en cómo la trabajadora debe salvar a los dos pequeños del espectro que cambia sus vidas. Se cumplen por trámite los clichés del género, entre ellos la búsqueda de un sacerdote que acabe con el problema, pero sin ningún tipo de aditivo narrativo que sea atractivo.

La maldición de la Llorona, producida por James Wan, no cumple las expectativas de quien espere una experiencia similar a lo ocurrido con filmes como El conjuro.

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