Curruchá: música y tradición. Gaita zuliana, del furro, los santos y el tamborito

Curruchá: música y tradición. Gaita zuliana, del furro, los santos y el tamborito

Desde el canto de protesta al canto a lo divino, la gaita de furro ha conseguido un indudable lugar en la tradición de nuestra Navidad. Sin embargo, no sabemos tanto de ella como para llamarla por su verdadero nombre y menos aún reconocemos la existencia de sus hermanas zulianas: de Santa Lucía, perijanera y de tambora

Por Marina Bravo

Llega octubre y en Venezuela se da paulatinamente la preparación para la época decembrina. En este tiempo, por ejemplo, comienza la temporada del beisbol, aparecen los ingredientes de las hallacas en los mercados y suenan ya las primeras gaitas en la radio, en el transporte público, en las tiendas… Escuchar el repique de la tambora de gaita y las agudas voces de los cantantes zulianos entonando los clásicos, dan las primeras pinceladas a nuestra Navidad. Esa que tantos extrañan hoy estando fuera, esa que agradecemos quienes estamos aquí y que nos reconforta entre tanta urgencia… pero ¿Sabías que la gaita de furro -esta que conoces, añoras y esperas- es apenas una de los cinco tipos de gaitas que existen en nuestro país?

Es muy fácil perderse en este sentido, pues hasta un Récord Guinness acaba de ganar la gaita “Reina Morena”, al ser interpretada por la “Banda folclórica más grande del mundo”. Es sin duda ésta la forma de gaita más conocida y la más trascendente de esta época para la mayoría del público. Sin embargo, igualmente vividas a plenitud en sus lugares de origen la gaita de tambora, a Santa Lucía o Perijanera, resuenan en el estado Zulia para celebrar a la Chinita, a Santa Lucía y a San Benito de Palermo.

El furro, la protesta y la Chinita

La gaita de furro tradicional con su sonido fiestero, encontró en sus inicios en Maracaibo un espacio para hacer denuncia social y reta en sus letras a los gobernantes que por allí han pasado. Y aunque es grande la polémica que existe sobre el origen de esta gaita, es bien sabido que las primeras composiciones difundidas en la radio, se relacionan con esa voz que encontraron los músicos para hacer denuncia clara y directa.

Asimismo, dicen que en las primeras formas de gaita se conjugaron los cánticos de misa que enseñaban los misioneros católicos y que indudablemente la relacionan con su devoción a la Virgen de Chiquinquirá. También se dice que nació con las inquietudes republicanas del pueblo, tal vez en las primeras décadas del siglo XIX, como lo demuestran los patrióticos cantos pascuales dedicados a Ana María Campos, heroína zuliana.

La gaita tradicional, como la conocemos hoy, se originó en la zona de El Empedrao, en el Barrio de Santa Lucía en Maracaibo. Son muchos los datos y la bibliografía que se puede encontrar en torno a este tema y muchos los nombres de los grandes exponentes que han transitado este ritmo durante el siglo XX y lo que va de XXI.

En cuanto a la instrumentación de la gaita maracaibera, esta cuenta con la percusión de las tamboras que se tocan con palos cruzados, el característico sonido del furro, hijo de la zambomba europea, y que le da su sonido y nombre particular, las maracas, la charrasca y el cuatro.

Su estructura literaria básica y tradicional es: solista – coro o estribillo, que se intercala mientras sea necesario. El estribillo se compone de seis versos hepta u octasílabos, y los solos son cuartetas con versos de iguales características:

Estribillo:

Ahí viene la cabra mocha

De Josefita Camacho

Es mocha de los dos cachos

Del rabo y las dos orejas

Y es por eso que no dejan

Que la cojan los muchachos

Solo:

La Pascua debiera ser

Cada vez que hubiera luna

Y tener una laguna

De aguardiente pa´ beber

Esta es apenas una de las estructuras más tradicionales que con el pasar del tiempo ha variado, mas, la estructura coro – solo, siempre se mantiene. La temática es muy variada y puede dedicarse al amor, a la Virgen, a la descripción de la Ciudad y sus recuerdos, a personajes específicos de las comunidades, y por su puesto a la denuncia política como casi ningún otro  género venezolano lo ha hecho.

Su popularidad la ha modernizado incluyendo nuevos instrumentos y propuestas estéticas, sin embargo, la gaita tradicional en el Zulia tiene gran arraigo y cada año se renueva apoyada en la devoción de la Virgen de Chiquinquirá.

Gaita a Santa Lucía

Casi todos los autores coinciden en que tiene su origen gracias a que la gaita de furro y sus fuertes mensajes salieron de la iglesia de Santa Lucía en el barrio del Empedrao. Cuenta la historia que cuando el padre José Tomás Urdaneta tuvo a su cargo la parroquia, sacó del templo a los bulliciosos gaiteros y desde entonces los devotos a Santa Lucía continuaron rindiéndole homenaje, pero a partir de otra propuesta melódica y rítmica, aunque comparten buena parte de la instrumentación. Así, en esta región maracaibera, el canto exclusivo a Lucía tomó fuerza.

Se acompaña con cuatro, charrasca, maracas y furro, la tambora se incluyó posteriormente con la llegada del chimbanguele (del Sur del Lago) a estos sitios. En toda la zona norte sólo se ha encontrado el coro que dice:

Canten muchachos con alegría

Que esta es la gaita de Santa Lucía,

Gloria demos a Santa Lucía

Los versos, son generalmente improvisados y tienen la característica de que el coro responde al revés a lo que el solista dice, por ejemplo el solista dice:

“Los ojitos de Lucía, parecen dos paraparas…” y el coro responde: “Parecen dos paraparas, los ojitos de Lucía.

Generalmente se canta para pagarle promesas a la santa. Se construyen hermosos altares donde se le rinde culto con música y las oraciones no faltan. Todo esto en un novenario comprendido entre el 12 y el 21 de diciembre. El día de Santa Lucía es el 13 de diciembre, sin embrago, las gaitas se prolongan más allá de esa fecha.

La gaita del occidente

Se ubica su origen y ejecución en los pueblos del distrito fronterizo de Perijá, una de las zonas más occidentales de nuestro país. Esta manifestación musical, es muy distinta y particular pues, en Perijá la palabra gaita no se refiere a una forma musical o género solamente, sino más bien a la fiesta completa que se constituye en cuatro sones o momentos musicales diferentes: la gaita, el sambe, la guacharaca y el chimbanguele. Hay algunos pueblos donde se pueden escuchar otros sones como el galerón, la cumbiamba, guacharaca corrida, paloma llorona, paloma jobitera, araguato y la guacharaca cantada.

Esta fiesta se le dedica a San Benito de Palermo y su función social es la de pago de promesas a este santo y es acompañada por tambora, cuatro, charrasca y maraca, recientemente se ha incluido el furro. La gaita, que funciona como primer movimiento, carece de estribillo fijo, por este el motivo algunos investigadores no la aceptan como gaita, pero estas pueden ser apreciaciones subjetivas apoyadas en purismos técnicos que suelen confundir y están despegados de la práctica.

En este primer momento, se turnan los cantantes asistentes con versos espontáneos, son estrofas de cuatro versos octosílabos y el “coro” no es más que la repetición del segundo y el cuarto verso.

Solista:

Al pueblo de Puentecito,

al pueblo de Puentecito

yo le quiero saludar

Coro:

Yo le quiero saludar

Solista:

Con gaita perijanera

Con gaita perijanera

Que ya la aprendí a cantar

Coro:

Que ya la aprendí a cantar

Para la danza hombres y mujeres se toman de la mano y hacen un círculo frente a los músicos, el círculo avanza, se enrolla, e incluso se rompe y se hacen diversas figuras entrecruzándose en el transcurso del baile.

El sambe, que puede ser instrumental, y en evidente 5/8, también se puede cantar y consta de dos versos que se repiten como estribillo: “bailado el sambe se me perdió, pañuelito blanco quién lo encontró”.

El grupo de baile forma parejas que luego darán paso a la guacharaca, Ésta suele ser cantada y se inicia con un repique del cuatro que recuerda a la propia gaita de furro, pero que termina siendo también un ritmo merengueado. El estribillo es fijo, y dice: “dale a la guacharaca, y óyela como resuena, dale duro morena y es el son de la maraca”, el solo se canta en cuartetas octosílabas tradicionales.

Finalmente, el chimbánguele perijanero es muy distinto al que suena al Sur del Lago de Maracaibo. En este movimiento, el promesero baila al santo que se turnará en las manos de los bailadores, se sacan banderas y el aire festivo la música invita a la celebración.

De tambora y tamborito… y a San Benito

Con un sonido mucho más comercial y de ritmo cadencioso, la gaita de tambora ha ido ganando terreno en los últimos años, gracias a su inclusión como género estándar por parte de los compositores de música tradicional venezolana. Tradicionalmente se le canta a San Benito pero puede ocurrir en cualquier momento del año para celebrar cualquier acontecimiento familiar o comunal. Su ubicación geográfica original abarca los pueblos del sur del Lago de Maracaibo, así como algunos pueblos del norte de Mérida.

El patrón rítmico es establecido por la tambora, un tambor grande de doble parche de cuero entretejido que se percute con dos baquetas, una en el cuero y otra en la madera y el cuero que funciona como una especie de redoblante. Esta se acompaña por un tambor más pequeño y agudo, llamado tamborito, que complementa el ritmo. Usualmente las gaitas de tamboras se acompañan también con cuatro y una maraca, junto al clarinete cuya inclusión dicen tiene relación con la sustitución de la flauta africana llamada Buto.

Se dice que el canto de la gaita de tambora nació de los cantos de trabajo femeninos como los de pilón y lavanderas, sus coros o estribillos son sencillos y de estructura literaria diversa, así como los solos.

La gaita de tambora puede preceder al toque de los chimbangueles en el sur del Lago e integra danza grupal que presenta figuras realizadas por parejas que hacen reverencia al santo.

En todas las gaitas tradicionales el vestuario de los bailadores se parece y va de las faldas y las blusas hasta los sombreros adornados con flores recordando el objetivo de fiesta que tienen estas expresiones.

De Occidente al Oriente

La quinta forma de gaita, nos lleva al Oriente del país, se consigue hacia Sucre y Nueva Esparta la gaita oriental y solo en Margarita, el gaitón, ambas se cantan en décima espinela, es decir en solos de 10 versos. Son movidas y tienen una estructura armónica fija en modo menor, sobre la cual se desarrollan diferentes temáticas. Esta no responde a una fiesta tradicional particular y se le puede escuchar en cualquier momento del año.

Su instrumentación de cuatro, mandolina y guitarra la circunscriben a la zona oriental, mas, su estructura literaria en décimas nos recuerda francamente a la décima zuliana. Una pista que nos recuerda lo difusos que pueden ser los límites geográficos en lo que a música tradicional se refiere. Que una familia puede mudarse y seguir celebrando una fiesta y arraigarla de tal modo que encontramos incongruencias geográficas en torno a una manifestación, pero también nos recuerda que no es lo mismo la música tocada en su lugar de origen  que en un escenario y que ambas son igualmente válidas siempre y cuando se conozca y se reinterprete con respeto.

La gaita es sin lugar a dudas uno de los ritmos más representativos de nuestra tradición, pero no está de más comprender y conocer que se trata de la reina de las gaitas, la gaita de furro o maracaibera, la de la Chinita, la del Récord Guinness, la que dio paso a agrupaciones como Guaco, esa que comienza a sonar en octubre y que deja de sonar para darle paso al calipso en carnaval.

Foto: Nelson Garrido (Cortesía Fundación Bigott)

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