El blues del perdedor es el nuevo libro del periodista cultural. Es un abordaje sociopolítico de esta música en Venezuela a través del contenido de las canciones en distintos períodos de la historia
Por Mercedes Sanz
Yo soy negro en África del Sur
Pacifista en el Medio Oriente
Comunista en el Country Club
En Moscú soy disidente
Soy un cero a la izquierda
Aléjate de mí
Soy una mala hierba
Jamás tengo la razón
Por siempre, soy un perdedor
Así comienza esa canción de la banda Pastel de Gente, la cual le da título al más reciente libro del periodista, productor, locutor y promotor cultural zuliano Gregorio Montiel Cupello: El blues del perdedor, los derechos humanos en las letras y actitudes del rock venezolano. El texto fue editado por la organización Provea y el sábado 10 de diciembre se llevó a cabo el bautizo en la Feria del Libro Independiente y en Derechos Humanos, que tuvo lugar en el Centro Cultural Chacao. Allí se pudo adquirir esta obra sin costo monetario, sólo a cambio de medicinas que fueron al Hospital J.M. de Los Ríos. La única forma de tener el libro es de esta manera solidaria y humanitaria. El registro bibliográfico viene acompañado de un CD con quince piezas de varias bandas de diferentes períodos.
La trayectoria periodística de Montiel Cupello es conocida. Muchos lo recuerdan por crear espacios que marcaron a generaciones como el mítico programa de radio y televisión Latinoamérica la raza cósmica, en los 80 y 90; de igual manera, Madre África en varias emisoras, aunque duró más tiempo en la Cultural de Caracas. También los célebres ciclos de jazz y nuevas propuestas venezolanas se hallan entre sus iniciativas, así como los discos de esos conciertos. Su libro personal Historia del rock y Conversaciones sobre Vytas Brenner (en coautoría), su labor investigativa en la colección de discos Tesoros de la música venezolana, de Ilan Chester (Grammy Latino en 2010) y en tantos proyectos se ve el nombre de Montiel Cupello bien sea como líder, ideólogo o colaborador.
Se trata de un personaje inquieto que todavía tiene mucho que dar en el campo de la música y otra muestra es este libro que habla acerca de los derechos humanos en las letras de las canciones del rock venezolano y sus contextos. El documento va desde los años 60 hasta una parte del actual gobierno. Son seis capítulos que recorren distintas épocas, artistas y momentos sociopolíticos nacionales e internacionales. Hay testimonios de los músicos y registros fotográficos. Y, por supuesto, el autor también ha sido protagonista de esa historia documentada que muestra El blues del perdedor.
-Comencemos con el nombre del libro tan poético, que es el título de una canción
-Sí. Te cuento, el libro originalmente yo le quería poner rock and letras, así como rock’and roll, o como la revista argentina Rock and pop; pero la gente de Provea me dice: “Gregorio, como sabes que es una colección de tres libros, el primero fue sobre el punk, Educación anterior, como la canción de Sentimiento Muerto. Después, el segundo fue de reggae, Ablandando a Babilonia, como el tema de Bob Marley”. Entonces, ellos vienen de ponerle nombres de canciones a los libros. Y bueno, repasamos, esta sí, esta no, hasta que caímos en El blues del perdedor, que es un blues de Pastel de Gente, que salió en su segundo disco, que es de 1987, “Estás viejo rock’n’roll”, así se llama. Es un tema que a mí siempre me ha gustado porque es una suerte de personaje execrado, un outsider, al que todo el mundo le saca el cuerpo, que siempre es un problema porque dice las cosas. Es un tipo que no es convencional. Entonces, de ahí el título del libro.
-¿Este trabajo es una solicitud de Provea o tú lo propusiste?
-No, Provea me lo pidió. Específicamente Rafael “Lito” Uzcátegui, que es el coordinador general. Ellos venían con la idea de la trilogía, un libro de punk, de reggae y ahora el rock, que son músicas que han estado cercanas al tema de los derechos humanos. Lito me pidió eso, con letras que hablaran de denuncias, derechos, y haciendo paradas en las letras, desde los años 60, que eran letras ingenuas, y cómo se fueron reflejando los momentos sociales y políticos en esas letras. Esto ha pasado en Venezuela y en el mundo. El rock ha estado criticando lo que no está bien: la corrupción, las dictaduras, los problemas de la ecología, el capitalismo por materialista y superficial, el comunismo por la cuestión represiva. El rock siempre ha estado para denunciar lo que no está bien.
-Es una parte de su esencia
-¡Sí claro! No es que todos los grupos estén en esa dirección, pero el rock tiene esa raíz, y siempre ha sido muy sensible, como decía Jim Morrison: La música no puede dejar de reflejar lo que está pasando a tu alrededor.
-En los años 60, en muchos países latinoamericanos, los grupos acostumbraban a imitar mucho a las bandas anglosajonas, de ahí las traducciones o versiones de esas letras amorosas, la playa, y con esos contenidos. Como protagonista, ¿en qué momento observas que en Venezuela el rock comienza a hacerse crítico y a reflejar problemas?
–Mira, fíjate, el rock internacional, en Estados Unidos, en Inglaterra, los países principales del movimiento rock, ya a mediados de los 60 empiezan a hablar de la Guerra de Vietnam, de la igualdad. En Estados Unidos había segregación racial y se criticaba a la sociedad de consumo. Y en Venezuela, bueno, una cosa era protestar en Estados Unidos y otra aquí. En los años 60, la canción “Soplando en el viento”, de Bob Dylan, es versionada por Los 007. Dejan colar la niñez abandonada y el hambre. También “La guerra cruel” de Los Hippies, de Maracaibo, hablaba de los problemas de la guerra y la destrucción, también era una versión de un tema del trío de folk Peter, Paul and Mary- Ellos hicieron una traducción libre, pero fueron como las primeras manifestaciones en tener una posición sobre el tema de los derechos humanos.
–¿Y en Venezuela cuándo se vuelve más contestatario?
-En Venezuela, definitivamente en los 80, con ese movimiento signado por el heavy metal con Arkángel, Resistencia, La Misma Gente, algunas letras de Témpano, Pastel de Gente, Aditus; pero ya en los 80 se empiezan a tocar discos con muchas letras, cinco canciones, ya no son dos o tres. Es una bola de nieve que va in crescendo.
-Después entre mediados y finales de los 80 ya todo eso explota con Desorden Público, Sentimiento y otros grupos
–Sí, que ya hay una carga de letras más fuertes, más abiertas.
–El libro abarca etapas políticas actuales.
–El libro llega hasta el año 2019, luego vino la pandemia. Abarca todo el período de Hugo Chávez y una parte del actual gobierno.
–Hay unas anécdotas interesantes, como el que te cuenta el músico de Los Claners, la parrilla en un apartamento de la mamá de él en la avenida Fuerzas Armadas. Invitaron a La Lupe
-Eso lo cuenta Carlos Montenegro. Sí, La Lupe venía de otro contexto, donde rodaba la droga y eso no era tan común en los 60 aquí
–Además, La Lupe tenía una puesta en escena tan desgarradora, a la par de Janis Joplin
–Sí, claro, hay quienes decían que es cuestión de los punk. ¿Qué punk? ¡La Lupe!. Esa sí era una iconoclasta de verdad y en aquella época, imagínate. Ni Fidel Castro ni los cubanos la entendieron, y todo terminó en que tuvo que salir de allí. Carlos Montenegro trabajaba con Los Claners en Radiodifusora de Venezuela, donde también estaba Phidias Danilo Escalona y de ahí vino esa conexión con La Lupe. Fue por esa amistad de Carlos con Phidias.
-El libro abarca gobiernos de la cuarta y parte de la quinta. ¿Cuál es tu evaluación del rock durante estos dos últimos procesos políticos?
-Bueno, mira, y esto lo dije en el foro: Este es un libro crítico, no complaciente. Aquí no estamos para ponerle sonrisitas a nadie, ni disculpar a nadie, ni proceder con eufemismos. El libro es bien contestatario, bien ñángara hasta 1999. Del 99 para acá, durante Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el libro es bien escuálido. Y se habla directamente. El último capítulo se llama “Rock contra la dictadura”, porque estamos en dictadura, así lo consideran muchos de los grupos de rock, así lo considera Provea y también yo. Así como también hay un sector de rock cercano a la cuestión chavista como Paul Gillman, y de otras expresiones como rap, reggae, salsa y otros géneros. Pero en el rock, sí hay un sector que adversa a este gobierno y otro cercano, yo estoy del lado que lo cuestiona. Creo que estamos en una dictadura edulcorada. En el 2017 reprimieron las protestas y de qué manera, sin respeto a los derechos humanos y el rock salió a protestar.
-Las protestas alimentaron esa escena rockera y también el cierre de medios
-Sí, a una cantidad de emisoras de radio. A Globovisión le hicieron la vida imposible.
–El proceso de esta investigación se te dio de manera natural, ya que viviste todas esas etapas
–Mira, todo esto es parte de la banda sonora de mi vida. Desde que tenía 13 o 14 años oía no sólo rock internacional, rock argentino. Comencé a leer una revista llamada Pelo, y decíamos: ¡Oye!, esta gente tiene un movimiento, y mira estos grupos Aquelarre, Invisible, Pappo’s Blues, nombres atractivos. Y oíamos rock venezolano. Y después, me vine a Caracas y viví de cerca toda esta historia con Sentimiento Muerto, cuando vi la película de Desorden Público, dije que es mi historia también. Y todo esto fluye.
–¿La selección de los temas en el CD la hicieron entre Provea y tú?
-Entre Provea, los grupos y yo. Nos fuimos poniendo de acuerdo en el repertorio. Tenía que haber temas de todas las épocas. Había que ser balanceados. Están Los Hippies con esta canción, “La guerra cruel”, que es de 1968, “Conciencia latina”, que salió entre 1971 y 1972, al igual que “Libera tu mente”, de Trino Mora.
– “Libera tu mente” fue prohibida.
-Sí. No en todas las emisoras, pero sí en algunas. Hay anécdotas de muchachas que las sacaron del colegio por cantar la canción. A Trino lo llamaban y lo amenazaban. Y bueno, Aditus y La Misma Gente son de los 80. Y hay otros temas que no se pudieron poner porque no hubo acuerdos con los músicos. “Cruces blancas” de Los Gusanos tiene que ver con la masacre del Amparo. Hay varios y llegamos hasta UltraZonido con un tema ambientalista. Hay una variedad temática.
-El blues del perdedor solamente se intercambia por medicinas
-Correcto. Eso es importante porque el libro no tiene costo alguno. Sólo se intercambia por medicamentos que van al Hospital J.M de los Ríos. En las ferias se puede encontrar y cualquier otra información la haré saber en mis redes sociales (IG: @montielcupello y Twitter: @Jazzciclo).
–Es un libro donde el rock tiene una mirada crítica, cuestionadora, así que el nombre no pudo ser otro
-Así es, tal cual, esa es la intención. El ciudadano venezolano es el perfecto perdedor con todos estos gobiernos de la cuarta y quinta, que lo vejan y maltratan constantemente. No solamente el perdedor es el protagonista de la canción, sino todos los venezolanos de a pie.